sábado, 26 de septiembre de 2015

Al fuego, que todo lo purifica

Mis estrictos lectores, de entre todos los libros que he leído, solo el 40% me ha gustado de sobre modo, el resto me ha llamado la atención y sólo  algunos los he considerado un desastre total. Mi opinión es válida, como para cualquier otro lector, pero en realidad, ¿qué hace a un libro bueno entre otros?
Se supone que las artes ayudan al ser humano a subir un paso más en la pirámide de necesidades marxistas. Entre tantos libros  y tan poca vida, uno no puede perder el tiempo con una obra insatisfactoria.Por ello hay una importante frase que no debemos olvidar, la cual digo abrazando mi título de Licenciado en Letras Hispánicas, mi Diplomado de promotor de lectura y mi carrera de bibliotecario:

Si un libro no nos gusta después de las primeras treinta páginas, hay que arrojarlo a un lado.

En Farenheit 451 de Ray Bradbury se queman libros porque son maléficos para el gobierno. El pensar libre y críticamente es perjudicial para el Sistema. Pues en este caso cualquier, libro que nos perjudique en lo intelectual, merece el mismo e inquisitorial destino.
Estamos bombardeados por la mercadotecnia editorial, que traduce libros de idiomas desconocidos, pero el lenguaje literario también es transformado al lenguaje del cine, por ejemplo. La frase “Es mejor el libro” la escuchamos cada que termina una película basada en alguna obra impresa. No está mal trasladar el mensaje, lo negativo es que no siempre se respeta la misma intención, y frases como “traductor, traidor” suenan en las cabezas de los culturalistas.
Lo bueno de esta remediación (pasar de un medio a otro) es ahorrarnos semanas de lectura. Enfrentarse al cómic de La Odisea de Editorial Sexto Piso puede ayudar al profesor de Literatura a proliferar la lectura de los clásicos. Quizá, ya adulto el estudiante, prefiera escuchar el canto de las sirenas por medio de Homero y no de Sébastian Ferran.
Recuerdo mi ensayo sobre la cultura del cómic, donde les llamo “aberraciones semánticas”. Esta posición la mantengo, pero admiro la potencialidad que tienen para que el lector se aproxime a obras que de otro modo están vedadas de su acervo. Las Bibliotecas contienen excelentes historias, pero recordemos el cuento de Borges “La biblioteca de Babel”, donde todos los lectores y bibliotecarios terminan siendo arrojados por las ventanas donde, durante una caída infinita, se convierten en polvo.

Es verdad que leer no nos hace mejores personas, pero eso no significa que tengamos que evitar la lectura. Hay tanto placer en leer la obra homérica, como en jugar God of War. Soy un defensor del libro como fenómeno cultural irremplazable, pero también apoyó otros medios de lectura, una obra que lograría transmitir su mensaje sin importar el lenguaje utilizado. Nosotros conocemos muchas obras gracias a versiones del griego, inglés, francés o ruso. No veo por qué habría de limitarse al texto, pero si aún así la versión abreviada, o remediada, no les convence, mis estrictos lectores, apliquen la inquisitorial opción de Farenheit 451; sólo llamó a la cordura de hacer esto con textos propios y no en bibliotecas públicas, donde mi desprecio hacia un libro, puede ser amor eterno hacia otros.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Poesía de Lesbos: Safo

Mis lesbianos lectores, el día de hoy se cumplen dos semanas de haber empezado este nuevo cuatrimiestre de labores en la clase de Literatura II y debo admitir, que he tenido que retomar autores que nunca pensé llegar a ver a detalle. En la licenciatura uno ve todo el mundo de la literatura sin siquiera digerirlo. Es un buffet de muestras donde te enseñan la variedad de obras presentes, pasadas y futuras. Uno elige hasta después la especialidad que tendrá. Por eso quizá jamás aprecié a Safo como la vengo descubriendo.
Safo fue una poetisa griega originaria de la isla de Lesbos. Entre un mundo de literatura masculina, su obra no sólo es importante para el mundo, sino que además quebranta el canon al momento de leer su obra y encontrar poesías de amor dedicadas a sus alumnas.  El hecho de si ella era o no homosexual, no limita la obra, pero recordemos que ese escándalo ayudó a su supervivencia en nuestros días. En realidad, el nombre de la isla donde vivían, dio pie a ese “comportamiento desviado” presente en Safo y sus alumnas, toda mujer que iba a la isla de Lesbos se comportaba como tal, así que el gentilicio permaneció como “lesbiana”.
La genialidad no está peleada con la extravaganza. Existen autores sumamente subversivos a la sociedad: Salvador Novo era homosexual, Elena Garro prefirió su idependencia a su marido, Silvina Ocampo tuvo una amante, Alexandre Dumas gastó todo su dinero en placeres y castillos. Los ejemplos son muchos, pero dentro de una sociedad funcionalmente homosexual como lo era la griega, el escándalo de la homosexualidad femenina se quedaba en la casa, y nunca llegaba a oídos públicos, menos con ayuda del elemento comunicador de ese entonces: la poesía.
Casi todos los dioses griegos sobreviven por poemas, pero lo que hace Safo es aprovecharlos para hablar de sus seres queridos.

Otra vez el amor que deshace el cuerpo me atormenta,
Como una amarga y dulce fiera invencible.
Y tú, Athis, por abandonarme, fastidiada
hacia Andrómeda huyes.
Vamos, amigas, ea, hace tanto que no juego.

Este simple fragmento muestra elementos que podríamos incluso decir hoy en día en un momento de enamoramiento.  Se trata de una lírica llena de emoción, de pasión, de amor hacia el otro. Que este sea un hombre o una mujer, no está seguro. Ella ama a sus estudiantes, pero no sabemos si incluso las deseé físicamente.

Dulce madre, no puedo ahora continuar mi tejido:
¡Con el deseo de un muchacho me subyuga la tierna Afrodita!

Poemas dedicados a varones y mujeres. La poesía de Safo no trata de encontrar un enfoque sexual. La poesía de Safo conviene conocerla, pues es una exaltación del alma. Le llamaban “La Bella Safo”, no por su físico, sino por su poesía. ¿Cuándo se había visto eso? Deben leer a Safo, mis lesbianos lectores.



sábado, 12 de septiembre de 2015

El protagonismo del lector: Si una noche de invierno un viajero

Mis apócrifos lectores, el día de hoy les traigo una novela la cual, a pesar de haberla leído en el transporte urbano, no dejó de sorprenderme. En mis largos viajes de más de una rumbo a mi trabajo oro profesor de literatura, me han dado la opción de ser un nuevo lector. Sobre todo cuando lees por primera vez una obra de un gran antologador conocido. En esta ocasión hablo de Italo Calviño.
Si una noche de invierno un viajero es una novela excelente. La tercera que puedo leer en segunda persona, es decir, donde el autor le habla a un tú, que es el lector. Es complicado al inicio, pero las razones de Calvino para hacer este tipo de narración es sumamente comprensible.
Supongamos que el lector toma el ejemplar de Italo Calvino y comienza a leer. Se da cuenta que hay un prólogo dirigido a nosotros mismos, de cómo llegamos a la librería para conocer el nuevo libro de Italo Calvino, y cómo nos interesa conocer la historia de un supuesto viajero quien llega a la estación de trenes con una maleta. El lector dentro de la novela, es decir el “tú”, se entera de que la novela hace una figura retórica bastante complicada: la repetición de, no sólo una frase, sino de toda la página. Error. La novela resulta tener un desperfecto en donde se repitió el cuadernillo con la historia y no se puede continuar la historia sin saber la parte tan interesante en al que se había llegado.
Todo es simple, acudir a la librería pidiendo reparar el daño, y exigir el cambio por una en buen estado. Al llegar, una mujer cautiva la mirada y descubren que ambos fueron afectados, muchos han pasado por esto, pero en realidad lo que leyeron no era a Calvino, sino a otro escritor.
La novela empieza a girar en misteriosas inclusiones de ejemplares con desperfectos. Mas porque ya no importa la historia de Calvino, la que se desea conocer es la nueva que a su vez, no resulta ser la historia interesada.
Una tras otra, la selección bibliográfica va cambiando a tal grado que no se comprende en absoluto en qué terminará. Aún más al momento de que se descubre el secreto de por qué acontecían estos errores de imprenta, y su final es sumamente interesante.
Una noche de invierno un viajero es la primer novela de Calvino a la que me enfrento. Conocía sus compilaciones de cuentos fantásticos del siglo XIX. Y no sé si llamar “novela” a Ciudades invisibles. La obra sin duda, atrapa al lector por ese manejo de la intriga, tramas desconocidas y dejadas a la mitad. La labor escrituras de Calvino es magnifica al poder cambiar su registro narrativo enojo tan múltiples ocasiones, y sobre todo al momento de concretar un cambio de sexo al protagonista-lector para que cualquier mujer que haya leído la historia no se sienta masculinizada con la lectura.

Como siempre, mis apócrifos lectores, les dejo esta recomendación, recordándoles que ya salió la gran oportunidad de ganar unos simbólicos libros literarios mandando un correo. Para esto cabría remontarse a su hemeroteca más cercana para comprobar el ejemplar del viernes pasado. Quedo a su disposición para más comentarios, citas textuales y pleitos literarios en galindonmiguel@gmail.com.


sábado, 5 de septiembre de 2015

Una intrépida aventura: Stardust


Mis peregrinos lectores, el día de hoy les escribo desde mi nuevo dispositivo móvil que recibí en mis labores de profesor universitario. Y aunque me recompensan con tecnología, no siempre se tiene la mejor paga. Así que ¿por qué no ir a otro lugar del mundo a dar clases? Me puse a pensar en qué libro podría incluir esta semana para ustedes. Entre todas las opciones, pensé en Stardust.
Hace un mes hablamos de Neil Gaiman. Pues esta vez regresa a mí, para darme una gran lección: perseverancia. A pesar de lo bien hecha que está la versión cinematográfica, el libro me llenó aún más. Neil Gaiman tiende a hacer adaptaciones bastante buenas; sin embargo cuando leía, descubrí una faceta distinta del autor, una que se quedó en los cuentos de hadas, en los videojuegos y quizás esos mundos de la imaginación.
Stardust es un libro donde conocemos la historia de Tristan, un joven simplón quien no ofrece mucho a la chica de la que se ha enamorado. Es un viaje a un reino mágico donde todo puede suceder. A pesar de la libre adaptación del capitán Shakespeare en la película ―y que en lo personal adoro―, las omisiones, como olvidar poner el enfrentamiento entre el León y el unicornio, o el epílogo donde destruyen el hermoso final de la película, o cómo funcionan las brujas y su magia; la lectura les dejará con un buen sabor de boca, pues reconoce sus antepasados clásicos.
Algo que mencioné antes es el modo de reinventar cuentos para niños; Gaiman hace un cuento para niños. Introduce acción y misterio, la intriga propia de una obra moderna, y lo combina con sus primeras lecturas. Es una novela donde todo pasa gracias al poder de la perseverancia. Como personaje, Tristan llega a lugares remotos y llenos de vida, los cuales le darán la experiencia necesaria para descubrir el amor. Es quizá una de las mejores moralejas incluidas en el texto.
Entre otras ideas, Stardust hace juego con muchos de los libros que según el autor son historias para niñas. En una conferencia suya habla de libros con historias de niños y de niñas. Entre sus libros “masculinos “se abonan Los niños de Anansi, El libro del cementerio y The Sandman. Esta clasificación un tanto arbitraria está basada en ideas un tanto falologocentristas, pero que sin duda su objetividad tienen.
Mis peregrinos lectores, si pueden llegar a leer Stardust, estarán enfrentándose a una historia sin igual que difiera mucho de la versión cinematográfica, por lo que leerla y verla son dos placeres que no chocan.