sábado, 28 de noviembre de 2015

Bibliotecas mentales

Mis relatores lectores, ¿se han puesto a pensar en las muchas definiciones de la palabra

“biblioteca”? Si es que lo han hecho, habrán descubierto que no sólo se les llama así a las 

estanterías y a los edificios, sino también a un conjunto de lecturas previas que todos 

podemos tener. Los analistas de la literatura hablan de esto como los muchos textos que 

alguien puede haber llegado a conocer en su vida hasta la fecha de realizar una nueva 

obra, y es justo de estas obras de las que hablaremos hoy.

Se dice que lo que leemos nos afecta. Todo lo que vivimos llega a marcarnos de algún 

modo. El vivir en Guanajuato y Guadalajara te deja ciertas experiencias, también el viajar a 

diversos puntos del país te crean paradigmas especiales, pues descubrir cómo piensa otra 

persona te permite generar varios discursos. Tus ojos se abren, pero pasa lo mismo con 

los libros leídos.

Conocer todas las obras de Edgar Allan Poe quizá modifique tu forma de escribir. 

Tendrías un discurso de la obscuridad aún más desarrollado, más específico, y sobre todo, 

más apegado al cuento. Esto mismo le pasó a Borges y a Adolfo Bioy Casares. Ellos 

reinventaron el género fantástico gracias a H.G. Wells, autor de La guerra de los mundos, 

La máquina del tiempo, El hombre invisible, entre otras. Estas obras permitieron que los 

autores tuviesen una nueva perspectiva de la vida. Pero al final, podemos rastrear en sus 

cuentos, fragmentos de lecturas anteriores. Borges comentó que La invención de Morel 

proviene de La isla del doctor Moreau, y aunque Bioy reniega de esta interpretación, 

tender un puente que una estas dos novelas, es muy factible.

¿De qué nos sirve leer mucho? Todo tiempo invertido en un libro genera experiencia 

indirecta. La experiencia indirecta es cualquier vivencia que tiene los personajes de una 

obra, pero que terminas usando en la vida real. Muchos sabemos gracias a Sherlock 

Holmes que el cianuro tiene un olor a almendras pasadas, o que si sumerges un diamante 

en agua, se vuelve invisible. Agatha  Chrsthie nos ha mostrado formas increíbles de 

resolver crímenes, ya sea con una mueca, un pañuelo o cualquier otro artículo ignorado. 

Esto es parte de la Biblioteca mental.

La literatura nos da una cantidad enorme de conocimiento. Aunque parezca slogan de 

campaña barata, los libros nos llevan a otro mundo, nos hacen vivir muchas vidas, y 

descubrimos una perspectiva distinta. Por eso, cada libro que tengamos en nuestras 

manos, nos hace vivir de nuevo, conocer otras experiencias, saber acerca de tradiciones 

distintas, y que son puntos de contacto hacia otras culturas, personas y situaciones.

Mis relatores lectores, busquen leer muchos libros distintos, porque son el modo 

correcto de poder escribir de muchos temas. Hay bastantes libros para conocer y 

debemos estar un paso más adelante de la literatura.

sábado, 21 de noviembre de 2015

El más generoso de los géneros: El ensayo

Mis ensayistas lectores, el día de hoy les traigo, más que una recomendación por cierto

libro, por un tipo de obra en particular. Hace tres meses, entré a un taller de ensayo

literario, impartido por Israel Carranza, un importante miembro del campo literario en las

ciudades de Guadalajara. Este taller tiene una tradición enorme en diferentes partes y

suena sorprendente cómo ha evolucionado.

Columnas anteriores, se habló de varios ensayistas, e incluso en una ocasión se

recordó el origen de este tipo de trabajos; pues ahora veremos el lado más flojo y menos

académico del ensayo literarios.

Por mucho tiempo existieron tres grandes géneros: prosa, verso y drama. Del último

(el teatro) no hay mucho qué decir. Las características del texto dramático están bastante

definidas; sin embargo, la prosa puede llegar a ser muy general, pues “prosa” es todo lo

que no está escrito en verso. Aquí podemos decir que los apuntes de la escuela son prosa,

una lista de supermercado, un trabajo sobre medicina. Esta situación causó muchas

confusiones de términos. Incluso, algo sumamente gracioso, los estudiantes de ciertas

carreras que poco tienen relación con las humanidades, denominan a los libros con los

que trabajan, como “literatura”.

Fueron estas inespecificidades las que en el siglo XVI, llevaron a Michel de Montaigne

a escribir sus Essais (Ensayos) donde trataba temas de lo más diferentes, argumentando

las posibilidades sociales de muchas de esas cosas. Más tarde, esto se volvió una nueva

manera de explicar el mundo, sobre todo cuando se hacían tratados en busca de

explicaciones.

Nos llegan a nuestro día cinco siglos después, y su evolución es bastante notoria. Lo

que al inicio eran cartas a Sus Majestades para tratar ciertos asuntos de saber popular,

ahora son temas que a todos nos pueden conmover y maravillar. Desde el uso de una

estilográfica y su historia, cómo disfrutar una comida, el modo correcto de vivir en

Estambul, o las variedades que tiene el anime y el manga en nuestro México actual. La

concepción del ensayo es la de mostrar una perspectiva reflexiva que no se se había hecho

anteriormente. La visión del mexicano por Octavio Paz o Robert Barthra, las calles de

Vicente Quirarte, la perspectiva feminista de muchas escritoras, cómo conciben la

creación otros, y sobre todo, por qué somos lo que somos.

¿Filosofía? Claro que sí. Todo ensayo responde a ciertos cuestionamientos. Ya sean

propios o antropológicos, todo buen ensayista está filosofando cuando trata algún tema.

Como dijo una compañera del taller de ensayo: “es un gusto saber que lo que escribía

tenía nombre”. Es verdad que el ensayo es el más generoso de los géneros, pero también

es un caso sumamente amplio. Cualquier reflexión especulativa puede ser un ensayo, una

pregunta lanzada al aire, un recuerdo sobre un viento específico es un ensayo. Todo cabe

en este cajón. Yo me considero un purista de las clasificaciones, y he teñido pleitos al

respecto con profesores de la universidad, pues no creo que todo sea un ensayo, pero sí

creo que al tener una misión reflexiva, la intención de comunicar argumentos, y volver a la

tradición filosófica del qué, cómo, cuándo y dónde; tenemos un ensayo.

Mis ensayistas lectores, sigan enviando sus correos, comentarios y demás. Su opinión

es muy importante para seguir hablando en esta columna. Sus mensajes son siempre

respondidos.

¡Este tipo es bueno! – El regreso del Caballero Nocturno

Mis frikis lectores, hoy busco romper un poco con la tradición de “literatura” que vengo mostrándoles, salirme un poco de la biblioteca y saltar a un género posicionado en la periferia. Malamente el mundo del comic está olvidado del resto de la “buena literatura”. Es verdad que no hay modo de colocar a todos los libros ilustrados en el gabinete de obras maestras.  Una que no puede negársele el acceso, es Batman. El regreso del Caballero Nocturno, obra en dos tomos escrita por Frank Miller en 1986.
Para mí, un neófito del  comic que sólo ubica ciertos títulos, pero que conoce bastante de arquetipos, mitología y videojuegos, puedo apreciar una historia como la de Miller. Y vaya que es buena. Primeramente, la declaración prologal del autor donde expresa que realiza este comic al darse cuenta que en 1986 ya era más viejo que Batman. Un superhéroe que desde 1939 ha maravillado al mundo por parte de Detective Comics, más tarde abreviada como DC.
Cualquiera puede ser más grande que Batman. Lo que vemos en este cómic es un héroe ya entrado en años, 70, que decide recuperar su ciudad perdida. El crimen asola a Ciudad Gótica a mano de la banda de los Mutantes. Es justo ese momento en que debe regresar un justiciero en años que no ha perdido su fuerza física. Recordemos que Batman es uno de los más amados héroes de los comics, y aunque Superman tiene poderes más sorprendentes a los de un millonario en traje de murciélago, Batman fascina. Y lo hemos visto en generaciones recientes donde Batman ya viejo entrena a Batman del Futuro, e incluso se presenta como principal opositor de Ala Nocturna. Claro que esta edad no le llega en vano. Harto de la vida decide tomar la justicia en sus manos. Tenemos a un Batman que no duda en acribillar a cientos de los mutantes con su Batimóvil modificado en un tanque de guerra que apenas recibe rasguños de bazucas y granadas. Es este Batman el que se enfrenta al líder de los Mutantes a puño limpio hasta romperle brazos y piernas, e incluso es quien se enfrenta a Superman al final.
¿Han escuchado esos rumores de que Batman tiene su lado oscuro? En este cómic lo encontrarán todo. La crítica quiere colocar este ejemplar entre los mejores cómics del mundo. El título que encapita esta columna es el comentario de Mickey Spillane, autor de cómics y literatura, que entre otras cosas, creó el guion de Capitán América, y del mismo modo Stephen King dice que se trata “… probablemente la más fina pieza de arte-comic jamás publicada en una edición popular”.
Entre sus datos curiosos, esta obra es iniciadora de dos cosas sumamente conocidas en nuestras fechas: la primera es la famosa obra de Batman vs Superman, pues el enfrentamiento que ocurre en el último capítulo: “La caída del Caballero Nocturno” muestra este famoso instante de culto para los conocedores. La segunda, y esto se sabe después de varias visitas anónimas al internet, es que la tipografía usada en este comic es la base para la tan detestada Comic Sans MS de nuestras computadoras personales. Así que si en algo podía influenciar este trabajo que saliera del mundo de la cultura popular, aquí está el dato.

Pensemos que este trabajo data de 1986, mi año de nacimiento. Que yo, y este comic tengamos la misma edad, con numerosas impresiones y compras, habla, mis frikis lectores, de su calidad. Así que si ya están hartos de libros con solo letras, procedan a perderse en el vicio humano de El regreso del Caballero Nocturno, o revisar la versión animada, que pueden encontrar en múltiples formatos.


domingo, 1 de noviembre de 2015

Carta de Bárbara Cuevas [Tipo Julio Esteban]

[Copia casi íntegra del texto hecho en 2010]

“¿Qué tal mis animalitos de la creación?, ¿Cómo están?”. A los que reconozcan esta frase, además de mexicanos, debo decir que seguramente extrañan mucho ese programa como yo.
Con la Influenza AH1N1 que hay en México estamos enclaustrados esperando que uno de los muertos por fin se ponga en pie y empiece a caminar (o que dé el 6 de mayo)… Mientras esto sucede, continúa mi eterna agonía.
Deseaba tanto ir a rolar… lo esperaba por muchas razones; empero el meollo del asunto es que tras ver a Julio Esteban en Youtube me inspiré en mi deseo de rolar. Tomé el mismo estilo que los sketches y del libro del maestro Armando Hoyos, así que, roleros… disfruten lo que salió del ocio. Espero comentarios.


El otro día fui a Clanime, y ahí, en el mostrador, me encontré esta cartita que quiero leerles:


Querido Omecito [ése soy yo]

Quiero contarte la aventura que pasé. Una amiga cumplió años y me invitó a su party, pero me dijo “Enano, o me conjuras que me traes un regalo, o le platinas de mi fiesta”.
Por acto reflejos fui a comprarle algo. Pasé todo el día en el coche a una velocidad reducida, que de plano parecía haber perdido el sentido común. Lo Pelor, fue la clase de dificultad que me tomó el alineamiento en paralelo del automóvil, como es transmisión manual. El Centro estaba concurrido y entre tanta aberración de gente me dio sed, así que tomé 20 (mi único billete) y compré una destrezas aguas que anuncian en la tele; mi presupuesto bajó de ser d20 a ser d12 pesos, en dado caso traía mi tarjeta de crédito. Dragón encuentro una tienda sobre Avenida Constitución, un lugar divino, legal.
Bueno… encontré un libro y le dije al en carga-do: “DM el precio de ST”, estaba carisma, y aunque estaba usado, me dijeron “Es-calado”. Fue un momento crítico por dos razones, no traía tanta plata en la tarjeta, pero quería ir a tu fiesta; pero al no ser rico y decir te pego con 500 (y recibir mi cambio), tomé la iniciativa y le compré algo bardo [perdón, dice ‘burdo’] que arcá-no vale la pena mencionar.
Llegué con ella y poción-de me ve con algo barato y me die: “A ver, pElona, te Bag of Holding de mi fiesta”; como siempre uno es malo; pues quédate con tu fiesta; si no me aprecias, pues, me voy pal-ladín. No voy a caer en tus trampas, aunque te tomes 10 años perdonarme. Gnomolestes. Al clérigo que ni te necesito. Una de elfas me vas a necesitar, que como dice el dicho “Tarrascas con tus propias uñas”.

Bárbara Cuevas


Así va mi ocio en días prezombifistas. Yo me retiro, pero me despido con un mensaje de optimismo que dice: “Amiga, si cuando te miras al espejo te sientes desproporcionada… mija… proporciónatele a alguien…”

“Recuerden que los deseo (periódicamente) y les mando  todo-todo-todo… lo que me sobra…”