Mis celebrantes
lectores, el día de hoy es Año Nuevo, primer día de un año que jamás pensé
llegar a vivir. 2016 suena tan poco complicado como el 2012 maya, el 2000 del
Y2K, o incluso el 2020 que tiene una simetría curiosa en su construcción. Sin
embargo, tenemos que afrontar que para muchos es años de expectativas y buenos
deseos.
Entre
muchas recomendaciones de clásicos y nuevos que he hecho, esta vez les traigo
un libro de lo más viejo pero que sigue impactando a la humanidad porque, como
me recomendó el título de esta columna Alejandro Briseño, son cuentos para este
preciso momento.
El
Decamerón es una obra de Giovanni
Boccaccio, escritor italiano muy importante por haber traído a la humanidad el
concepto de “cuento”, como más o menos lo conocemos ahora. Entre muchas cosas,
el cuento de Boccaccio es fluctuante entre la anécdota, el relato de
costumbres, la fábula y el cuento corto. ¿Por qué? Porque su justificación es
de lo más interesante y tiene que ver con lo que nos une a todos alrededor del
fuego en las noches de campamento: la necesidad de escuchar historias.
Desde
que el hombre pudo pintar en las paredes, ya contaba anécdotas. Se necesitó que
la Peste Negra asolara todo Europa para que la gente de ciudad pensar en
emigrar a los campos. Ahí es cuando se juntan diez personas para viajar juntos.
Aún más interesante es que la duración del Decamerón
sea la de diez días, pues cada uno de ellos irá contando una historia diaria,
desde sátiras, hasta religiosas, estos sujetos crean su propia antología
literaria en medio de una desgracia. Ahora, ¿por qué doce cuentos y doce uvas?
Ambos números tienen que ver con una simbología muy específica que no podemos
ignorar, en el caso del 12 tiene que ver con meses, horas, signos zodiacales;
pero el 10 tiende más a la perfección, por eso que Boccaccio es un escritor de
absolutos. La obra en cuestión maneja el número más perfecto y sin el cual,
nuestra matemática no podría funcionar. Está bien que los mayas conocieran
sistemas numerarios y crearan el cero, pero no hay modo de hacer suma con
números romanos, por ejemplo.
Hay
obras de estos tiempos, como La Divina
Comedia, en las cuales hay tres etapas, con 33 cantos en cada uno, excepto
el cielo, en donde se alcanza el número 100. Pues en el Decamerón tenemos este número a la orden del día. 10 es la
totalidad, por ello lo usamos para calificar en las escuelas y no sé si por eso
se consideran edades distintas ya un niño con 10 años, separándolo de los
menores.
Esta
obra la pueden encontrar en muchas versiones económicas, pero Porrúa tiene una
buena edición en sus colección “Sepan Cuántos…”, en el número 380, complementa
muy bien con el resto de los títulos, que sin duda podrían leer en algún rato
de ocio, pero si quieren comenzar con cuentos, no necesariamente concatenados,
el Decamerón tiene mucho para
ustedes, mis celebrantes lectores.
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