Mis
unidos lectores, esta semana terminé dos de la películas que le debía a Disney
y que gracias a su servicio de streaming he podido ver: Toy Story 4
y Onward. ¡Al carajo la primera! Soy rolero y hablaré de esta última.
Onward —Unnidos en LatAm—: película del 2020
estrenada apenas unos días antes de que la pandemia interrumpiera muchos de
nuestros proyectos personales —una ida a Argentina, por ejemplo— y que por lo
mismo creo que no tuvo el reconocimiento que merecía.
Siendo sinceros, como un objeto estético, es un trabajo curiosamente
ambivalente. La animación es preciosa, el diseño de personajes y de manejo de
ambientes me parecen cuidados a detalle. Walt Disney Pictures y Pixar hicieron
un trabajo maravilloso, he de admitir.
Todas las referencias a los juegos de rol y demás me pareces
llamativas: hay dados de veinte caras en todos lados; pero, ¡vamos! No es como
si los roleros realmente tengamos tanta fascinación por mostrarle al mundo en
qué nos entretenemos los fines de semana. Más si hablamos de Barley: un LARPero
compulsivo que deja la mesa con el setup de miniaturas listo y
preparado; yo hago eso en mi casa y mi marido me termina corriendo. Por otro
lado… el hecho de que Quest of Yore tenga hechizos reales… no sé… no
imagino a alguien de nuestro mundo aprendiendo magia con componentes verbales,
somáticos y materiales y gritando Dream of the Blue Veil o un simple Fireball
en nuestro mundo sólo porque Gary Gygax y Dave Arneson así lo planearon. Sospecho
que como aventura mágica es interesante, y más si reconoces esos detallitos que
identificarán los roleros o los lectores de maravilla épica.
Sin embargo, creo que es una muy buena historia. ¡No
abandones tus sueños originales ni niegues tu pasado! La mantícora ahora se
siente mejor al ser ella misma, las hadas han descubierto que no volverán a gastar
en gasolina, y el gordo jefe de policía ahora puede irse a trabajar cabalgando teniendo
un mejor cuerpo para la elfa señora. Todo muy bien en el mensaje. De hecho, es
algo que puede llegarles a muchas personas que han sufrido pérdidas familiares,
que se sienten relegados o que creen que no encajarán nunca por culpa de no
haber conocido a sus padres. La verdad, la moraleja que da esta película es
bueno y creo que en ello radica parte de su grandeza. Los métodos que utilizan
Disney y Pixar son más dudosos… ¡qué importa si tiras una escuela!, ¡haz que tu
camioneta vuele sin problemas por un barrio tranquilo!
¿La recomendaría? Claro que sí, sólo si eres de ese selecto
grupo que adora el rol; sin embargo, los agujeros en la trama son bastantes:
muchos de ellos tienen que ver con la normalidad de ver que una mujer sale a la
calle con un hacha o que una mantícora queme el pastel de cumpleaños de tu hija.
Estos son momentos que evidencian que no es nuestra misma sociedad; y,
finalmente, son parodias de nuestro mundo. Tenemos que tomarlo como eso y
disfrutar la película, que como historia de hermanos, novela de crecimiento y
hasta de superación personal, Onward se lleva las palmas.
¿Los demás creen que la quema del restaurante se pudo haber
evitado de haber escuchado a la mantícora diciendo “se basa en mis antiguos
mapas” o si Ian hubiese copiado en su práctica libreta el mapa en vez de
tomarlo como atrabancados delincuentes juveniles?
Pese a todo, mis unidos lectores, creo que son cosas que no
podremos resolver sin entrar en discusión. La película es buena, sin embargo,
es un filme pochoclero de esos para ver en domingo… mi caso.
Imágenes publicitarias propiedad de Disney y Pixar |
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