Mis metahumanos lectores, hace mucho que no escribía una reseña, pero justo ahora estoy en una etapa en que revivo viejos proyectos, quizá por las vacaciones o quizá como procrastinación de mi tesis.
Primeramente
advierto que incluiré algunos spoilers y revelaré unos aspectos
primordiales de la trama de la serie WandaVision (2021) la cual terminé hace
poco vía Disney+. Primeros datos que podemos mencionar: La dirección
está a cargo de Matt Shakman y forma parte del expandido universo
cinematográfico de Marvel —en ese orden de palabras— colocándose justo al
terminar Avengers: End Game (2019). Además, Rotten Tomatoes la califica
con un coqueto 91% de aceptación.
Pero,
¿por qué me cautivó WandaVision? Entre las muchas posibilidades: se
trata de una obra metaficcional, algo que —justamente—
me encanta analizar en la literatura. La serie empieza en blanco y negro como
un sitcom (Comedia de situación) de los años 60 y para el humor tan
rancio que nos han enseñado que debemos tener durante este siglo xxi, WandaVision representa un
descanso de lo que estamos acostumbrados. Razones que tenemos que considerar
para comprender a profundidad el porqué de estas obras. El primer episodio termina
con alguien dejando una pluma frente a una pantalla mientras suena el ending
del episodio que acabamos de ver.
Después
de esto —y aquí advierto los spoilers— nos damos cuenta de que es una realidad construida por Wanda (Elizabeth Olsen) ante la muerte de Vision (Paul
Bettany). Por lo que estamos viendo una metaserie —una serie dentro de otra
serie— y el interés del espectador será descubrir por qué se eligió este
formato. Desde el primer capítulo hay un rompimiento de este mundo posible que experimentamos:
un foco rojo intermitiendo durante el comercial de un tostador marca Stark. ¿No
era en blanco y negro? El espectador podría ignorar por completo esto, pero son
signos muy interesantes de por qué se pone en juego la ficción misma.
En sí, cuando recuerdo todos estos recursos estéticos quiero volver a verla y luego pienso en que The Mandalorian sigue en espera. WandaVision es una obra metaficcional donde la misma realidad inventada habla mucho de la psicología de los personajes. Tenemos a una protagonista sumamente dañada y que necesita ir a terapia, pero vemos cómo actúa desesperadamente adentrádnose en una negación del tamaño de todo Westview. Este aspecto podría llegarle a más de algún espectador en una situación de pérdida o que tenga algún trauma parecido. ¡Punto extra para WandaVision!
Son quizá estos dos detalles —la metaficción y la psicología— los que en conjunto hacen que la serie sea rica en análisis. Quizá podamos mencionar también el uso de personajes del MCU que evidencian una continuidad narrativa: el actor Randall Park que vimos en Ant-Man and the Wasp (2018) y en Agents of S.H.I.E.L.D. (2013) sigue interpretando a James Woo, por su parte Darcy Lewis (Kat Dennings) vuelve a hacer de las suyas descubriendo cómo analizar los poderes de los metahumanos. Pero entonces, sabiendo esta recurrencia de personajes, decidieron incluir a Evan Peters (X-Men: Apocalypse) como Pietro Maximoff y no al Aaron Taylor-Johnson que vimos en Ultron (2015). La serie lo explica, pero no deja de ser interesante cómo juegan contigo incluso en esos momentos y es lo que hace de WandaVision una joyita de la metaficción y —además— un divertimento para los fans de Marvel.
Pues
bien, mis metahumanos lectores, espero volver a ustedes pronto con otra reseña;
sin embargo, entiendan que estoy de vacaciones y quizá esto me dio la oportunidad
de hablar con ustedes. Sin embargo, al ver que WandaVision poseía muchas
aspectos que estudio en mi doctorado, dije: “Necesito ponerlo con palabras”.
Recuerden
que estoy dispuesto a leerles cualquier comentario. Prometo no desaparecerme
tanto y respetar más los espacios de las reseñas que ya me extendí un poco; sin
embargo, ya no estoy en el periódico y puedo disponer de unos cuantos caracteres
de más.
Poster oficial propiedad de Disney+ |
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