Juan Carlos Gallegos es una
autoridad en cuestión de la minificción: por eso mismo, para entender este
género ya se puede acceder también a sus ensayos y críticas especializadas en
géneros breves. Pero él no solo es una figura académica, sino que también está
siendo consagrado como autor de este mismo género.
Actualmente
estudia la metaficción en el doctorado en Humanidades de la UAM, lo cual
evidencia una trayectoria sólida. Así ha ido comprendiendo las complejidades narrativas
de este género, trasvasando todo esto en su obra.
Los
otros ejemplares del autor: La rubia despampanante y otras microhistorias (Effictio:
2014), Monstruos de bolsillo (La Tinta del Silencio, 2018) y Hecho en
Twitter (La Tinta del Silencio, 2022) complementan muy bien a su más
reciente libro: Diversos tipos de maldad (2024), cada una contribuyendo
a su evolución como escritor. Estas obras, al sumarse a la tradición literaria
mexicana, han permitido que Juan Carlos Gallegos afine su capacidad de síntesis
y su habilidad para provocar reflexiones profundas a partir de relatos breves.
En
este punto, convendría recordar el importante aporte que ha hecho la
minificción a la literatura mexicana. La economía de palabras y su profundidad en
sus mensajes han hecho de este género algo recurrente en muchos escritores, pues,
aunque parece fácil crear un texto en menos de una página, no llegan a ser
microrrelatos, sino meras estampas, ensayos, frases o demás arreglos que no
cumplen con lo que Lauro Zavala mencionó como principales características de la
minificción.
En
este contexto, Juan Carlos Gallegos no solo continúa esta tradición, sino que
la enriquece con su perspectiva única, explorando las facetas de la maldad
humana a través de breves y potentes destellos narrativos. Es importante
mencionar que mucho de lo que él mismo predica en sus talleres literarios está
presente, sobre todo: las series.
En el
contexto de la minificción latinoamericana, existen textos que tienen un mismo
título, pues pertenecen a la misma familia semántica o que son variantes del
mismo tema: el poblano José Luis Zárate es un ejemplo digno de este tema con
sus casi cien caperucitas, femme fatales y fines del mundo.
Para
el caso específico de Diversos tipos de maldad, encontramos “Los cuatro
elementos” o “Cuervada”, que van del 1 al 8 y del 1 al 5 respectivamente. También
se consideran series aquellos relatos con un mismo inicio, como “Esa escena” y
“El elegido”. Lo que podemos encontrar, en estos textos es la repetición del
mismo inicio con la finalidad de crear multiversos narrativos donde la
situación inicial es idéntica, pero el ingenio del minificcionista le da giros
interesantes a la idea original. Diversos tipos de maldad demuestra la
pluma tan fina que puede llegar a tener Juan Carlos Gallegos, pues no hay texto
que sobre o que termine ignorado a lo largo del ejemplar.
Algo
que también debemos aplaudir los críticos literarios es el modo tan ingenioso
de intitular muchos de sus textos. Este umbral —diría Genette— realmente sirve
de puerta de entrada para un texto; pero la minificción, siendo un espacio tan
breve, no tiene otra puerta que esta misma por la que hemos entrado y que
debemos volver a tramitar para poder entender perfectamente lo ocurrido. Desde
este cariz, los títulos no son un punto repetitivo como solía hacerse con la
poesía del Siglo de Oro, sino que ahora es paratexto que termina siendo
necesario para entender el significado total del texto. Es decir: de
“paratexto” podríamos decir que tiene poco pues es una parte sumamente
relevante para la narración central y si prescindiéramos de él, muchas veces no
comprenderíamos el text. Esta cuidadosa selección es un testimonio de la destreza
de Juan Carlos Gallegos como escritor, pues logra evocar curiosidad e intriga
desde el inicio y sirve de cierre semántico para el texto.
En
cuanto a sus temas, se distingue por su amplio abanico de maldades: así, explora
la condición humana en toda su complejidad demostrando que muchos pueden ser
malvados y crueles: desde los políticos, hasta en los cuervos que sacan ojos.
Esta
obra se inscribe en la rica tradición de la minificción mexicana, destacando
por su profundidad: las obras precedentes del autor le sirvieron de escalones
para agarrar vuelo y colocarse en el repertorio de lo minificcionistas
imprescindibles para comprender el contexto literario de nuestro tiempo.
Así,
para cerrar esta reseña, Diversos tipos de maldad de Juan Carlos
Gallegos se erige como un análisis de la maldad desde distintas perspectivas. La
obra no solo entretiene, sino que también invita a la reflexión profunda y
demuestra ser una contribución para los amantes de la literatura y que están
descubriendo este mundo por medio de los géneros breves.
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