Mis epistolares lectores, ya son fiestas septembrinas y el verde, blanco y rojo inundan las calles
de Guanajuato esperando poner en exhibición la renovación del fuego de la
alhóndiga de Granaditas. Como es el mes patrio, he querido dedicar mis columnas
a obras de suma importancia para la identidad nacional. Y hablaré de las
primeras muestras de erudición en Latinoamérica: las cartas.
En la maestría, últimamente he tenido que analizar
muchas obras especiales, como cartas y libros marxistas, pero me centraré en
los primeros. ¿Conocen a José Martí?, ¿han oído hablar de Alfonso Reyes?, ¿el
apellido Mariátegui les dice algo? En caso de que no es porque no conocen las
obras de estos famosos autores enfocados en un tema importante: “Nuestra
América”. Este título alude a un ensayo de José Martí —su estatua está en el
Jardín Reforma— donde exalta la idea del americano nativo y cómo no debe ser
explotado por el español. Recordemos que para los conquistadores no éramos más
que buenos salvajes. Pues al no haber crecido en las ciudades europeas,
estábamos librados del pecado y la maledicencia.
El nacionalismo llegó a México con una
fuerza extraordinaria. El poema “La Suave Patria” de Ramón López Velarde exalta
a nuestra Nación dándole una importancia a sus valles, a las mujeres y a sus
ciudades. Pero fue Alfonso Reyes como Visión de Anahuac que nos expuso
de modo ensayístico cómo se mueve el mexicano. Recordemos que después vino
Octavio Paz, como ya hablamos de él hace varias columnas, pero especialmente
queremos hablar de la visón epistolar.
Reyes tuvo correspondencia con muchísimos
autores, mi profesor, el doctor Jaime Villarreal dice que escribía por kilo, y
no le desmiento nada. Sus cartas con Cortázar, Borges o Henríquez Ureña son
extraordinarias muestras de conocimiento donde no sólo nos dice qué visión se
tiene del país, sino cómo mejorarla a través de la cultura —algo que nos falta
mucho en estos tiempos—.
Entre otras cartas famosas —yéndonos muy
atrás— son las cartas de relación. Documentos que fundaron el antecedente para
que Latinoamérica estuviera lleno del realismo mágico que tanto desarrollaron
en el siglo xx. La idea de que era
un continente lleno de cosas extrañas y maravillosas, se quedó impreso, tanto
en las cartas de Colón, Cabeza de Vaca, Garcilazo de la Vega y otros, como en
el mismo imaginario colectivo. Y si buscan los comerciales turísticos de
Colombia su eslogan es “Realismo mágico”, aludiendo no sólo a García Márquez y
su literatura sino que en las selvas, calles y playas uno podrá encontrar esta
visión más allá de la comprensión europea.
Muy bien. El tema de las cartas es mucho
más que esto, requeriría muchísimo espacio para hablar de ellas, pero
búsquenlas en Internet. No sólo están los mencionados, Simón Bolívar, héroe
nacional de Sudamérica tiene una cantidad enorme de cartas dándole al pueblo lo
mismo que en México, mis epistolarios lectores: un despertador americano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario