Mis lesbianos lectores,
el día de hoy se cumplen dos semanas de haber empezado este nuevo cuatrimiestre
de labores en la clase de Literatura II y debo admitir, que he tenido que
retomar autores que nunca pensé llegar a ver a detalle. En la licenciatura uno
ve todo el mundo de la literatura sin siquiera digerirlo. Es un buffet de
muestras donde te enseñan la variedad de obras presentes, pasadas y futuras.
Uno elige hasta después la especialidad que tendrá. Por eso quizá jamás aprecié
a Safo como la vengo descubriendo.
Safo
fue una poetisa griega originaria de la isla de Lesbos. Entre un mundo de
literatura masculina, su obra no sólo es importante para el mundo, sino que
además quebranta el canon al momento de leer su obra y encontrar poesías de
amor dedicadas a sus alumnas. El hecho
de si ella era o no homosexual, no limita la obra, pero recordemos que ese escándalo
ayudó a su supervivencia en nuestros días. En realidad, el nombre de la isla
donde vivían, dio pie a ese “comportamiento desviado” presente en Safo y sus
alumnas, toda mujer que iba a la isla de Lesbos se comportaba como tal, así que
el gentilicio permaneció como “lesbiana”.
La
genialidad no está peleada con la extravaganza.
Existen autores sumamente subversivos a la sociedad: Salvador Novo era
homosexual, Elena Garro prefirió su idependencia a su marido, Silvina Ocampo
tuvo una amante, Alexandre Dumas gastó todo su dinero en placeres y castillos.
Los ejemplos son muchos, pero dentro de una sociedad funcionalmente homosexual
como lo era la griega, el escándalo de la homosexualidad femenina se quedaba en
la casa, y nunca llegaba a oídos públicos, menos con ayuda del elemento
comunicador de ese entonces: la poesía.
Casi
todos los dioses griegos sobreviven por poemas, pero lo que hace Safo es
aprovecharlos para hablar de sus seres queridos.
Otra vez el amor que deshace el
cuerpo me atormenta,
Como una amarga y dulce fiera
invencible.
Y tú, Athis, por abandonarme,
fastidiada
hacia Andrómeda huyes.
Vamos, amigas, ea, hace tanto que
no juego.
Este simple fragmento
muestra elementos que podríamos incluso decir hoy en día en un momento de
enamoramiento. Se trata de una lírica
llena de emoción, de pasión, de amor hacia el otro. Que este sea un hombre o
una mujer, no está seguro. Ella ama a sus estudiantes, pero no sabemos si
incluso las deseé físicamente.
Dulce madre, no puedo ahora
continuar mi tejido:
¡Con el deseo de un muchacho me
subyuga la tierna Afrodita!
Poemas dedicados a
varones y mujeres. La poesía de Safo no trata de encontrar un enfoque sexual.
La poesía de Safo conviene conocerla, pues es una exaltación del alma. Le
llamaban “La Bella Safo”, no por su físico, sino por su poesía. ¿Cuándo se
había visto eso? Deben leer a Safo, mis lesbianos lectores.
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