sábado, 5 de septiembre de 2015

Una intrépida aventura: Stardust


Mis peregrinos lectores, el día de hoy les escribo desde mi nuevo dispositivo móvil que recibí en mis labores de profesor universitario. Y aunque me recompensan con tecnología, no siempre se tiene la mejor paga. Así que ¿por qué no ir a otro lugar del mundo a dar clases? Me puse a pensar en qué libro podría incluir esta semana para ustedes. Entre todas las opciones, pensé en Stardust.
Hace un mes hablamos de Neil Gaiman. Pues esta vez regresa a mí, para darme una gran lección: perseverancia. A pesar de lo bien hecha que está la versión cinematográfica, el libro me llenó aún más. Neil Gaiman tiende a hacer adaptaciones bastante buenas; sin embargo cuando leía, descubrí una faceta distinta del autor, una que se quedó en los cuentos de hadas, en los videojuegos y quizás esos mundos de la imaginación.
Stardust es un libro donde conocemos la historia de Tristan, un joven simplón quien no ofrece mucho a la chica de la que se ha enamorado. Es un viaje a un reino mágico donde todo puede suceder. A pesar de la libre adaptación del capitán Shakespeare en la película ―y que en lo personal adoro―, las omisiones, como olvidar poner el enfrentamiento entre el León y el unicornio, o el epílogo donde destruyen el hermoso final de la película, o cómo funcionan las brujas y su magia; la lectura les dejará con un buen sabor de boca, pues reconoce sus antepasados clásicos.
Algo que mencioné antes es el modo de reinventar cuentos para niños; Gaiman hace un cuento para niños. Introduce acción y misterio, la intriga propia de una obra moderna, y lo combina con sus primeras lecturas. Es una novela donde todo pasa gracias al poder de la perseverancia. Como personaje, Tristan llega a lugares remotos y llenos de vida, los cuales le darán la experiencia necesaria para descubrir el amor. Es quizá una de las mejores moralejas incluidas en el texto.
Entre otras ideas, Stardust hace juego con muchos de los libros que según el autor son historias para niñas. En una conferencia suya habla de libros con historias de niños y de niñas. Entre sus libros “masculinos “se abonan Los niños de Anansi, El libro del cementerio y The Sandman. Esta clasificación un tanto arbitraria está basada en ideas un tanto falologocentristas, pero que sin duda su objetividad tienen.
Mis peregrinos lectores, si pueden llegar a leer Stardust, estarán enfrentándose a una historia sin igual que difiera mucho de la versión cinematográfica, por lo que leerla y verla son dos placeres que no chocan.



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