Mis relatores lectores, ¿se han puesto a pensar en las muchas definiciones de la palabra
“biblioteca”? Si es que lo han hecho, habrán descubierto que no sólo se les llama así a las
estanterías y a los edificios, sino también a un conjunto de lecturas previas que todos
podemos tener. Los analistas de la literatura hablan de esto como los muchos textos que
alguien puede haber llegado a conocer en su vida hasta la fecha de realizar una nueva
obra, y es justo de estas obras de las que hablaremos hoy.
Se dice que lo que leemos nos afecta. Todo lo que vivimos llega a marcarnos de algún
modo. El vivir en Guanajuato y Guadalajara te deja ciertas experiencias, también el viajar a
diversos puntos del país te crean paradigmas especiales, pues descubrir cómo piensa otra
persona te permite generar varios discursos. Tus ojos se abren, pero pasa lo mismo con
los libros leídos.
Conocer todas las obras de Edgar Allan Poe quizá modifique tu forma de escribir.
Tendrías un discurso de la obscuridad aún más desarrollado, más específico, y sobre todo,
más apegado al cuento. Esto mismo le pasó a Borges y a Adolfo Bioy Casares. Ellos
reinventaron el género fantástico gracias a H.G. Wells, autor de La guerra de los mundos,
La máquina del tiempo, El hombre invisible, entre otras. Estas obras permitieron que los
autores tuviesen una nueva perspectiva de la vida. Pero al final, podemos rastrear en sus
cuentos, fragmentos de lecturas anteriores. Borges comentó que La invención de Morel
proviene de La isla del doctor Moreau, y aunque Bioy reniega de esta interpretación,
tender un puente que una estas dos novelas, es muy factible.
¿De qué nos sirve leer mucho? Todo tiempo invertido en un libro genera experiencia
indirecta. La experiencia indirecta es cualquier vivencia que tiene los personajes de una
obra, pero que terminas usando en la vida real. Muchos sabemos gracias a Sherlock
Holmes que el cianuro tiene un olor a almendras pasadas, o que si sumerges un diamante
en agua, se vuelve invisible. Agatha Chrsthie nos ha mostrado formas increíbles de
resolver crímenes, ya sea con una mueca, un pañuelo o cualquier otro artículo ignorado.
Esto es parte de la Biblioteca mental.
La literatura nos da una cantidad enorme de conocimiento. Aunque parezca slogan de
campaña barata, los libros nos llevan a otro mundo, nos hacen vivir muchas vidas, y
descubrimos una perspectiva distinta. Por eso, cada libro que tengamos en nuestras
manos, nos hace vivir de nuevo, conocer otras experiencias, saber acerca de tradiciones
distintas, y que son puntos de contacto hacia otras culturas, personas y situaciones.
Mis relatores lectores, busquen leer muchos libros distintos, porque son el modo
correcto de poder escribir de muchos temas. Hay bastantes libros para conocer y
debemos estar un paso más adelante de la literatura.
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