Uno de los puntos más contaminados de
Zhōngguó es Xien Cheng. Sus bahías son reconocidas como el vertedero biológico
menos controlado del país. Las oscuras mareas oleaginosas de Xien Cheng tienen
un peculiar aroma que sugiere desastres naturales propios de siglos pasados
donde el petróleo continuaba sirviendo de combustible corriente. Fue justo bajo
este contexto que el pasado 17 de marzo del 2093 fue encontrado el cuerpo del Dr.
Wu Lǐung en a las costas de Xien Cheng.
El Dr. Lǐung era
reconocido en diversos círculos científicos por sus valiosas aportaciones al
campo de la biología molecular: su especialidad era generar tejidos
artificiales para pruebas de laboratorio, así ganó el famoso Premio Peter
Ratcliffe en 2052.
Sin duda, el
trabajo el Dr. Lǐung sirvió de base para combatir la pandemia del Th78 pues los
mismos procesos que usaba para clonar tejidos sirvieron para mutar el virus y
generar una vacuna que inmunizara a la población mundial en menos de
10 meses, siendo esta la vacunación más eficiente en toda la historia de la
medicina.
Estos aportes le permitieron
escalar varios niveles en el complejo Sistema de Méritos (Gōngjī Tǐxì) de Zhōngguó.
De este modo, el Dr. Lǐung se convirtió en director del empresa BioZheng,
una de las más importantes productoras de fármacos antimoestróticos y —lamentablemente—
la responsable del desastre natural de la bahía de Xien Cheng.
Con la fama, llegaron
los ataques a su persona; el mismo Dr. Lǐung reconocía enemigos en todos lados.
Quizá, este fuera el motivo para que él decidiera poner en marcha un proyecto
sumamente ambicioso y que generaba fuertes debates éticos desde 1952 e incluso
hoy día cuando el tema de la clonación sigue teniendo fuertes implicaciones filosóficas.
El anonimato con
el que el Dr. Wu Lǐung trató este proyecto, le garantizó varios años de
experimentación sin impedimentos ni supervisiones. Como director de BioZheng
tenía asegurados los recursos y materiales necesarios para generar una
atrocidad: un bebé con su misma configuración genética. El resultado de sus experimentos
se mostraron el 9 de noviembre de 2072. Quizá la experiencia al replicar
tejidos artificiales le permitió refinar estas artes, y no sabemos cuántos
ejercicios fallidos realizó, lo que sí declaró fue que buscaba tenerse a sí mismo
como ayudante y equipo de trabajo.
A los pocos días
de revelar sus investigaciones, el Dr. Lǐung sufrió varias penas capitales e
internacionales debido a la mala práctica profesional en el área de la
medicina. Según lo estipulaba la Constitución de Zhōngguó, debía ser condenado
a muerte. Con todo en su contra, el Dr. Wu Lǐung aceptó su ejecución pública la
cual fue transmitida vía Wuū el 21 de noviembre del 72.
El niño clonado y
los residuos de laboratorio fueron dispuestos como material de riesgo biológico.
El bebé —pese a merecer los derechos de un Ciudadano Clase B— fue incinerado ese
mismo día.
A esta altura, lo
inexplicable es cómo —catorce años después— aparece el cuerpo del Dr. Wu Lǐung muerto
en la Bahía Xien Cheng. A las pocas horas del comunicado oficial, las teorías rondaron
por el Wuū y triangularon la distancia entre la casa que tuvo el Dr. Lǐung
y las oficinas de BioZheng. Del mismo modo, queda en las sombras el disparo
en la nuca que presenta el cuerpo y la biofirma de un Dr. Wu Lǐung que aparece dentro
de la munición.
Sea como fuere, este
caso nos obliga a preguntarnos si —a pesar del desarrollo transhumanístico— estamos
haciendo las cosas bien. Del mismo modo, podríamos pensar si existe una centena
de doctores Lǐung rondando las costas de Xien Cheng. Sabiendo esto, el aroma oleaginoso
de la contaminación dada por BioZheng y otras tantas empresas tendrá un
significado diferente para todos a partir de este momento.
Imagen gratuita creada por yogendras31 en Pixabay.com |
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