Mis viquingos
lectores, el día de hoy les traigo uno de los mejores descubrimientos que tuve
en la licenciatura. Gracias a mi profesora y madrina de generación, la maestra
Mª. de JesúsVázquez Boruel, conocí a Rubén Darío y su libro Azul…, y yo,
siempre interesado en vincular lo fantástico con la mitología —mitocrítica—, encontré
al que sería mi autor predilecto del siglo xix
—antes de toparme con Leopoldo Lugones—. Hablo de Ricardo Jaimes-Freyre, de
quien —dicho sea de paso— hice mi primera ponencia. Este personaje nació en
Bolivia en 1968, destacando en el ámbito poético, como muchos de sus
contemporáneos. De sus cuatro antologías poéticas más recurrentes vengo a
hablarles de la primera: Castalia bárbara
de 1899.
Este libro consta de 13 composiciones
enfocadas en un mismo tema encriptado en el título. “Castalia” un ninfa y el
término “bárbara” que hace mención de las tribus nórdicas conocidas como “bárbaros”.
Esto quiere decir que nos hablará de la belleza de los sajones y germanos, pero
desde el punto de vista de la mitología, por ello la ninfa; podría justificarse
el hecho de que intitule sus poemas como “Walhalla”, “Los cuervos”, “Los
Elfos”, “Las Hadas” con referentes abiertamente nórdicos. Dichos los cuales
tienen una carga directa por los movimientos de la época la cual buscaba
recrear la literatura al tomar mitos de otros panteones que no fuera el griego.
Hablamos de los movimientos simbolistas de inicios del xx donde Rubén Darío y Manuel González Prada sobresalen
tanto. El “exotismo”, como lo llama Prada en 1911, es una mezcla de los estilos
canónicos con elementos ajenos a la cultura cotidiana. En Castalia bárbara se puede ver esto claramente, pues sus rimas
tienen a Odín, sus cuervos y todo el árbol de Yggdrasil en sus metros.
Un dato muy curioso que ocurre en este
poemario es que “Æternun vale”. “Las Hadas” y “El canto del mal” hablan de la
caída de los seguidores del viejo culto ante el cristianismo, todas en torno al
árbol de Yggdrasil, con entes fantásticos rezando a sus propios dioses. Se
puede contraponer la presencia de las deidades nórdicas contra referentes
bíblicos y darnos cuenta que en realidad es un choque cultural muy fuerte entre
ambos mundos. Pensemos que en este para este tiempo no existía tanto
conocimiento de las leyendas nórdicas, razón que motivó a Borges a recopilar su
Antiguas literaturas germánicas medievales y a Tolkien a recuperar la
historia de Sigurd y Gudrún, aún más antigua y variada que El Anillo
Nibelungo, o El cantar de los Nibelungos.
Este poemario lo encuentran en Internet,
junto con otras obras del mismo autor. Dense un tiempo de buscar estas obras y
comprobar lo que sus composiciones tienen que decirnos. Son breves como las kenningar,
contundentes como la poesía modernista y llenas de exotismo como lo puede ser
una obra hispanoamericana. Calablguen con las valquirias, caigan en el hechizo
de las hadas y vean a través de los ojos de Munnin y Huginn. Mis viquingos
lectores, les invito a conocer un poco más de la literatura hispanoamericana,
especialmente en este tiempo cuando lo exótico estaba a decir de boca.
Muy ilustrativas tus publicaciones Ome, acabo de agregar varios proyectos de lectura a mi lista, muchas gracias n.n
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