Mis lapidarios lectores, el día de hoy les traigo una novela
considerada para jóvenes; pero que sin duda debe ser leída junto con algunos
otros libros del autor. El libro del cementerio de Neil Gaiman es sin duda una autoridad
en la literatura infanto-juvenil.
Recuerdo que lo conocí gracias a la película Stardust (2007), que me llevó a comprar
el libro en la siguiente Feria Internacional del Libro. De ahí pasé a otra de
sus obras: Coraline, la cual también
tuvo versión fílmica y que tuve la fortuna de leer después de la película. Por
razones desconocidas, considero que sus películas son mejores que los libros,
quizá por la intervención directa de Gaiman en el guion, o porque sus historias
están más enfocadas a ser vistas que leídas.
Gaiman es un buen escritor que ha
llegado a tener poder entre los autores, no sólo por firmar con una gran
editorial sino que posee una buena narrativa. Los libros que se contaron aquí
son apenas un ápice de su trabajo autoral. El que nos compete ahora es El libro del cementerio. Un ejemplar
relativamente reciente que causó euforia entre los lectores pues era una
historia novedosa para el público joven.
Si conocen el capítulo de The Simpsons donde aparece este autor,
recordarán que lo pintan como un ladrón de historias. No es así, pero sí toma
muchos elementos del cuento de horror del siglo xix.
De hecho, no es el único instante donde lo hace, pues su novela gráfica The Sandman también contiene
interesantes referencias a este siglo. La historia es la de un bebé que tras el
asesinato de sus padres termina escapando ―sin explicación aparente― hacia un
cementerio, donde es adoptado como fantasma honorario y cuidado por los
residentes. Aunque hace el mismo juego nominal que J.K. Rowling y le pone
nombres encriptados a sus personajes para que más tarde tengan sentido sus
poderes especiales, es interesante cómo maneja la mitología dentro del libro.
Sobre todo si se conoce un poco del folklore
américo y británico como para conocer al personaje nombrado “Jack”.
Algo que el lector mexicano quizá
no sepa es que este libro surge de otro, un cuento del libro M is for Magic, horriblemente traducido
como El cementerio sin lápidas y otros
cuentos, donde el protagonista de esta novela incursiona en un bosquejo del
mundo que será desarrollado más tarde. No es curioso que suceda esto en un
lector. Muchos autores como Julio Cortázar tuvieron sus cuentos estilo “El
perseguidor” de donde salió la enigmática Rayuela,
y hay otros como Alfonso Reyes y “La cena” que sirven de base para para otros
como lo fue Carlos Fuentes y Aura.
No se está haciendo cacería de
brujas con Gaiman. Tiene un talento increíble y pone en palabras nuevas temas
viejos. Tiene también ensayos como aquel que die que hay libros niños y niñas,
o cuentos para niños increíbles. El talento de este autor, mis lapidarios
lectores, no debe pasar inadvertido y posiblemente forme parte de los best-sellers, pero no por ello hay que
dejar de lado lo que ha escrito.
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