Imagen de Miguel Á. Padriñán en Pixabay |
Anoche tuve mi examen de
Japonés avanzado. Estuve a dos respuestas de reprobar. Lo que me salvó fue la
parte escrita. Y seguramente te preguntes “¿Aprobaste un examen de Japonés por
escribir esos garabatos? La verdad y sí. Y deja decirte que me queda una
caligrafía hermosa cuando escribo en japonés.
Yo siempre tuve una
horrible letra de molde y jamás aprendí la famosa script, odiaba las
planas y sobre todo esa letra caligráfica y más los gritos de mi madre que me
golpeaba con una cuchara cada que escribía una i, una e y una s:
todas igualitas. Y yo le decía “Pero, mamá, sí tiene puntito la i” y yo
recibía de ella un golpe del cucharón en cada sílaba: “Pues-es-cri-be-bien”,
terminando con un cucharazo de regalo —creo que era el punto final—. Luego,
arrancaba la hoja y me gritaba que volviera a empezar.
Justo ahora me pongo a
pensar ¿sabes algo de japonés? Y me doy cuenta de que por mucho que hemos
hablado sin vernos directamente, creo que nunca me has visto escribir kanji en
mis cuadernos o rayarme símbolos extraños en los brazos con un Sharpie negro.
Pienso en la escritura japonesa y digo: “Todos deben conocerla”; pero, ¡vamos!
Vivimos en un mundo que confunde el chino y el coreano —idiomas completamente
diferentes— y debo explicarme para que me entiendas. Me voy a poner histórico y
algo lúdico en este asunto. Espero que para cuando termine mi carta, entiendas
por qué me gusta tanto este idioma.
Imagina que eres un chino.
No ha nacido Cristo y tú ya tienes la misión de escribir. Y entonces te ponen a
hacer el primer diccionario chino del universo. Es más, ni siquiera se llama
así el idioma, pero tienes que empezar a escribir todas las palabras. Y sí, dibujaban
como los dioses, y si quieres copiar la emoción de ver un paisaje a media tarde,
está bien. Sin embargo, copiar todo aquello en cada ocasión, como que ahí no. Y
más: piensa en escribir “Lin, necesito cinco mulas”, ¿te imaginas lo difícil
que sería mandar un mensaje para cuarenta mulas? Y dibujar de una por una… Suena
muy complicado, lo sé, pero vamos con algo más simple: el dibujito de un árbol.
Habían visto un árbol y dijeron: “Mira ese árbol, hay que escribirlo”, y otro
chino le dijo: “No, qué va, está muy complicado, no podemos dibujar de hojita
en hojita para escribir la palabra árbol” Y a uno se le ocurrió una idea
brillante: “No las vamos a dibujar, a partir de ahora vamos a escribir los
árboles así…” y puso en el caparazón de una tortuga este signo “木”.
Y es que, si soltamos un poco la imaginación nos podemos dar cuenta de que ese
palito de abajo es el tronco y todas las rayas que sobran es el follaje.
Maravilloso el invento de ese chino.
¿Pero sabes qué es lo
mejor? En cualquier momento del día el segundo chino le dijo: “¿Y cómo vamos a
escribir bosque?” La pregunta era muy interesante, porque un bosque tiene
muchos árboles, y se iban a acabar las tortugas antes de terminar de escribirlo;
porque ellos escribían en caparazones de tortuga. Y entonces, se les ocurrió la
brillante idea de decir: “Y si ponemos dos signos de árbol juntos? Y
escribieron “林”. El otro chino estaba asombrado. Estaban creando
un idioma muy bien estructurado. “¿Y si el bosque es muy grande?”. “Pues
ponemos tres” Y entonces el chino puso “森” y de ahí surgieron ideas
magníficas. Que si necesitaban dibujar el fuego ponían “火”,
pero si luego querían crear una fogata, entonces ponían dos, y esta vez no los
ponían uno al lado del otro, sino imitando al fuego que iba creciendo: “炎”,
y para poner “ardiente” entonces usaban tres “焱”, y que si todo
eso se les salía de control entonces utilizaban cuatro bien ordenados “燚”,
esto significaba “incendio”.
La forma en que los chinos
crearon el idioma fue magnífica. Porque cuando vieron una montaña, en vez de
representarla con líneas inclinadas o con un triángulo, hicieron lo mismo que
el árbol y pusieron “山”. Pero entonces se
preguntaron… “¿Y cómo vamos a escribir “volcán”?”. No estoy muy seguro si fue
el primero o el segundo chino, o si ya eran otros chinos distintos, pero
alguien tuvo el ingenio de combinar ambas palabras: “火山”,
y decir que eso era “volcán”.
China tenía mucha
comunicación con las islas que forman actualmente el país japonés. Y entre sus
interacciones, estaban las cartas. Para que un chino hablara con un japonés se
necesitaba de un intérprete. No sé si has visto esos dibujitos tan complicados
llenos de líneas. De hecho, no sé si recuerdas la escena de Mulán donde
el bichito salta con tinta en sus pies y saca una carta completamente
comprensible por el dragón Mushu. Pues eso mismo les pasó a los japoneses en
aquel tiempo. Entonces, necesitaban a alguien que les tradujera, ¿cómo lees “亲爱的先生”? Y si llegaras a escucharlo en voz alta,
¿sabrías lo que significa “Qīn'ài de xiānshēng”? No sé en tu país, pero acá en
México mis alumnos de prepa no podrían decirlo bien. Esto debía ser un dolor de
cabeza y fueron seguro esos primeros lectores los que inventaron la frase “Esto
está en chino”.
La solución que se dieron
fue muy simple: ¿Y si agarramos cada uno de estos dibujos y les nombramos como
nos dé la gana? ¿Me vas a decir que esta no era una idea millonaria? El trabajo
consistió en escribir cada uno y preguntarle qué significaba a un chino?
Imagina dibujo por dibujo preguntándole qué era eso…. Y entonces el japonés
señalaba un “木” y el chino le respondía “Mù” y señalaba a un
árbol… y ellos decían “No sé que dijo este chino, pero ponle ki”. Y así
fue cambiando poco a poco el sonido de las palabras chinas, pero la escritura
era tan buena, que no se atrevieron a corregirla. Y todo esto lo copiaron los
japoneses de los chinos. Todos sus dibujos, todas sus representaciones que
ellos llamaban “hanzu”, los japoneses les dijeron “kanji”. Se la
vieron fácil entonces, ellos no tuvieron que crear un idioma escrito sino tomar
el que ya existía y modificarlo a su gusto.
La magnífica forma que
utilizan para escribir me sigue resultando innovadora. Es tan compleja en un
inicio pero tan simple en su lógica. ¿Sabes cómo escriben ceniza en Japón? “灰”.
Y más hermoso: el color gris lo escriben “灰色”, que
significa “color ceniza”. Es más, “火花” significa “chispa”. ¿Puedes
creer lo hermoso de esa palabra?, “chispa” se escribe con las palabras “fuego”
y “flor”. No me vas a decir que no es genial esta metáfora. Un fuego artificial
en el cielo, y de pronto: “火花”. El problema aquí es que a
veces me confundo porque “chispa” se escribe igual —pero al revés— que “fuego
artificial”: “花火”. Ok, ahí sí me equivoco de vez en cuando; pero la
que nunca he dejado de tener en mi cabeza es una palabra que me encanta: “desastre”
se escribe con dos radicales: el de río y el de fuego, quedando “災”
¿A poco no te enamoras del idioma cuando aprendes esto?
No sé si esto sea cruel,
pero la siguiente vez que vea una tortuga —sobre todo si es japonesa o china— le
diré: “Amiga, tus tatara-tatara-abuelas ayudaron a crear un idioma”. Que bueno…
en el examen me fue muy mal en la parte de gramática, por lo que seguro le diré
algo como “Amiga, el beisbol de tu abuela creó un idioma”, pero si me lo
dictas, seguro lo escribiré bien.
Ome Galindo
Que tipo de texto seria?
ResponderEliminarSabe
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