Mis
teatrales lectores. Ya es la última semana del Cervantino y muchos de los
residentes de esta ciudad estamos esperando ―al igual que los taxistas― a que
termine el caos vial y la sobrepoblación del pequeño Guanajuato. Como sabrán
todos ustedes, están por cumplirse los 19 días de agonía artística. Y lo digo
por la manera en que nos enfrentamos los residentes a tantas visitas, tanto
consumo y el desmedido turismo que invade nuestra ciudad. Es muy interesante
leer este hecho ―por robarle las palabras a mi compañero Alejandro Briseño―. Y
quisiera reflexionar sobre algo medianamente olvidado de la literatura y que
muy rara vez aparece en columnas literarias como éstas: El teatro.
¿Cuántos
de ustedes llegaron a ver alguna obra de teatro en este FIC? Y aunque la
experiencia es muy similar a la adaptación de una película, el estar en un
escenario e incluso sentir las vibraciones de la voz del actor ―como si de un
excelente sistema surround se tratase― no tiene precio.
En
todos mis años como profesor, en una ocasión me tocó ser profesor de teatro en
secundaria. La experiencia no la cambiaría por nada y estaría encantado de
volverla a repetir. El ver surgir de cero una obra, de sentir esa adrenalina al
memorizar una línea, o el dar a tu público la escuras perfecta de un buen
espectáculo que se refleja en un aplauso.
El
origen del Festival Internacional Cervantino son los Entremeses de Cervantes. Que tal vez deberían llegar a leer si es
que no los han visto. ¿Qué me dicen de Oscar Wilde? Excelentes obras que tachan
lo ridículo en sus diálogos, aunque no llegan al gusto de Molière y sus tan
agradables puestas en escena. En México está Rosario Castellanos con el ya
reseñado Eterno femenino. O podemos
ponernos más metafísicos y leer a Beckett. La experiencia es sumamente grata en
su lectura, pero verlas en escena es algo sumamente distinto.
Les
recomiendo darse una vuelta este viernes y sábado a las 18:00 al Anfiteatro de
Mina de Rayas. Es un espectáculo increíble. Lleno de intertextos y momentos de
“humor” si así les podemos llamar. Anamnésis
es el nombre de la obra escrita por Jaime Chabeau exprofesa para el Cervantino y tiene bastantes puntos shakesperianos para ser del
gusto de los lectores un poco conocedores de la trascendencia del teatro. Si no
se tiene esta base imprescindible para apreciar este arte, igual se puede
disfrutar, pues un libro o haber pagado ciertos pesos por estar presente en la
luneta no te dan esa apreciación nata por el arte. Se puede disfrutar sin
problema, pues algo que tiene toda obra es que es humana. Y es justamente la
demencia, la pulsión sexual y otras tantas marcas las que nos muestra este
grupo.
Dense
una oportunidad y vean esta obra donde, mis teatrales lectores, podrán estar en
contacto con un ápice de las distintas caras de las musas de Apolo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario