Mis vengativos lectores, les escribo desde la
ciudad de Guadalajara, específicamente en la Feria Internacional del Libro,
donde estoy desarrollándome en el Programa Nacional de Salas de Lectura, la
institución que me ha hecho amar y compartir la literatura, como lo hago en
esta columna. Pues, les contaré la historia: en el stand de Salas de
Lectura tuve un altercado con un compañero de trabajo, ahí es cuando desee
hacer realidad alguno de los pasajes de mi amado libro Crímenes ejemplares
de Max Aub.
De los grandes escritores
hispanoamericanos que tenemos en el siglo XX está entre ellos Max Aub, un
parisino con cuatro nacionalidades, entre ellas francesa —obviamente— Alemana,
española y Mexicana. Es reconocido por sus novelas, cuentos, poesía, ensayos;
pero lo que hablaremos en esta ocasión es uno de sus ejemplares ubicado entre
las grandes obras contemporáneas españolas.
El libro cuenta con
pasajes muy cortos, cercanos a la minificción. En ellos, nos plasma fragmentos
de declaraciones policíacas de por qué cometieron algunos crímenes, que como lo
dice el título, fueron ejemplares. Desde mujeres que matan a sus esposos por
roncar, sujetos que desean asesinar a alguien por masticar con la boca abierta,
porque le cortaron mal el pelo, porque escriben columnas en el periódico. Es
todo un catálogo rico en asesinos.
Cada uno de los fragmentos
tiene estudios lingüísticos donde plantean la posibilidad de Aub realizó el
ejercicio y no una transcripción de las oficinas policíacas; pero hay tantas
variedades de voces —lo que los analistas llamamos polifonía—, pues está la
presencia de cambios en narradores y personajes, y esto evita una narración
plana. Uno de los ejercicios más rescatables de Aub, es presentar una variedad
de personajes, uno muy disímil de otro, pero con el común de haber matado a
alguien y tener el cinismo de haberlo disfrutarlo.
Quizá uno de los
principales temas para recomendar este libro es la fragmentación: la
posibilidad de terminar una historia en menos de una página y que, en menos de
seis líneas ya tengas todo el contexto por la mera frase de "Lo maté
por...".
Realmente la antología de
crímenes es una posibilidad para que se diviertan, y como yo, mis vengativos
lectores, realicen, al menos literariamente, todos esos sentimientos y decir:
"Lo maté porque me pidió que dejara de ser amable".
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