Mis eternos lectores, todo este tiempo he
guardado este As bajo la manga, una pieza de teatro que se puede leer de una
sentada y que nos mantiene pagados al libro todo el tiempo. El tipo de obra que
les expondré esta vez se llama ‘farsa’, en la cual siempre se busca exagerar
situaciones y mezclarlas de manera extraña, e incluso los personajes se
comportan de forma irreverente, pero todo con una coherencia que no desacredita
para nada el guión.
Originalmente
provenientes de épocas medievales donde se intentaba plantear una enseñanza por
medio del teatro, la farsa contenía un humor bastante grato y fue usada por el
clero para dar a los espectadores algo de moral, pero después de que la ópera
tomara el género como suyo, se deslindó completamente de la religión y fue
usada para denuncias sociales; en el caso particular de hoy, hablaremos de El
eterno femenino, obra de la defeña Rosario Castellanos, quien murió en 1974
haciendo labores de diplomacía en Tel Aviv cuando una lámpara le dio una
descarga eléctrica pues contestó el teléfono recién salida de bañar.
Ahora, pese a que podamos
burlarnos de la manera en que acabó su vida; pero lo que de verdad nos debe
causar risa es su obra; no hablo peyorativamente, pues Rosario Castellanos no
merece burla alguna, sino que cultiva un humor muy fino. La obra El eterno
femenino, es una crítica social a lo que es y ha sido la figura de la
mujer. Separada en tres actos plantea la vida de una mujer, Lupita, quien asistirá
a su boda y está en un salón de belleza, a la cual le dan a probar una máquina
que induce el sueño, y se imagina a sí misma en varias posiciones. Durante el
segundo acto se le presentan mujeres históricas que hablan de su propio
comportamiento, como Eva, Sor Juana y La Corregidora. En el tercer acto, el más
simbólico pues deja de lado todas las figuras femeninas y toma la decisión de
no ir a la boda.
La obra tiene muchos
elementos que han sido analizados por la crítica y han descubierto que hay una
voz femenina cansada y rebelde, muy adecuada para los años de 1976 que fue
cuando se publicó pues estaba en mera boga la revolución femenina, ya con voto
en México, con la revolución de poderes, los derechos de la mujer, todo en sí
detonó esta obra y Rosario Castellanos lo hace muy bien, colocando en voz de
varias mujeres las perspectivas que darán este ‘eterno’ que guía a la obra.
Por último, me gustaría
recomendar esta obra por el humor, es lo mejor, sobre todo la Corregidora
y Eva, que son los que más me causaron
gracia de todos, y si tengo eternas
lectoras esta vez, dejen todo y corran a leerla, que además de breve y barata,
es un libro entrañable que nunca podrán olvidar.
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