Mis
medellineses lectores. El día de hoy les traigo una novedad literaria tan
adecuada a nuestra realidad mexicana. Todos conocemos que el narcotráfico entra
cada vez más en nuestras vidas, si no es por medio de enfrentamientos públicos
y desplantes de destrucción como los que causan diversos cárteles, la
televisión y los mass media nos llenan la cabeza con un terror desmedido
hacia estos delincuentes.
Sabemos
que México se coloca a lo bajo en los índices de lectura, pero está a lo alto
en la producción de droga. Es una desagradable verdad, pero compartimos este
punto en común con Colombia, país de origen de la nueva estrella literaria a la
que vamos a referir: Fernando Vallejo, nacido en 1942, renunció a su
nacionalidad para volverse mexicano y en nuestras tierras continuar con su
producción artística. El libro al que nos referimos es del año de 1994, su
primer texto, llamado La Virgen de los sicarios. En la novela leemos las
memorias de Fernando, un escritor que después de mucho tiempo regresa a
Medellín, Colombia, y es recibido por un amigo suyo que le otorga un regalo, un
joven menor de edad con el que establece relaciones sexuales —no explícitas en
el texto— y que además, es un sicario.
Aunque
bien la obra menciona mucho el amor que siente Fernando por el joven, lo que se
lleva el protagonismo es la violencia desmesurada que hay en la obra. Alexis,
sicario/guardaespaldas/amante de Fernando se convierte en su razón de vivir. El
problema es cuando se atenta contra la vida del niño y la novela da un giro
sorprendente.
A
pesar de que la trama no da para mucho, lo que le da un peso enorme a la obra
son las opiniones de nuestro protagonista sobre la vida, las relaciones
humanas, el narcotráfico y los políticos. Se menciona al presidente Barco,
quien aparentemente sufre de Alzheimer, pues declara la guerra al narcotráfico
cuando ya se la había declarado antes.
Y
no olvidemos el título, haciendo alusión a la Virgen de Sabaneta, llamada María
Auxiliadora, advocación a la que todos los sicarios le dedican sus rezos. De
hecho, la novela tiene una mención religiosa casi en cada página, recurso que
Vallejo maneja con experticia, pues los intertextos como “cruces de ceniza” que
administra Alexis o la necesidad de visitar todas las iglesias de Medellín por
parte de Fernando, son parte de la gran oposición entre vida y muerte que
existen en estas páginas, por no nombrar también el conflicto de género
—masculino y femenino— que tenemos, pues aunque casi todos los personajes de la
narración son hombres, el título es todo lo contrario.
La
Virgen de los sicarios, es una novela agradable, corta, bastante
curiosa pues no muestra ningún capítulo y es sólo un monólogo enorme dado por
el protagonista, pero un lector interesado en esta realidad que diario a diario
nos toca vivir, disfrutará. Mis medellinescos lectores, esta obra les dará pie
a la famosa narconovela, de la cual podrán toparse a toneladas en sus
librerías, pues ya es casi una moda leer sobre este tema, así que si no le han
dado una oportunidad aprovechemos este fin de semana para variar nuestros
gustos literarios.
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