martes, 13 de mayo de 2014

Ya no queda a quién rezar: La Virgen de los sicarios

Mis medellineses lectores. El día de hoy les traigo una novedad literaria tan adecuada a nuestra realidad mexicana. Todos conocemos que el narcotráfico entra cada vez más en nuestras vidas, si no es por medio de enfrentamientos públicos y desplantes de destrucción como los que causan diversos cárteles, la televisión y los mass media nos llenan la cabeza con un terror desmedido hacia estos delincuentes.
Sabemos que México se coloca a lo bajo en los índices de lectura, pero está a lo alto en la producción de droga. Es una desagradable verdad, pero compartimos este punto en común con Colombia, país de origen de la nueva estrella literaria a la que vamos a referir: Fernando Vallejo, nacido en 1942, renunció a su nacionalidad para volverse mexicano y en nuestras tierras continuar con su producción artística. El libro al que nos referimos es del año de 1994, su primer texto, llamado La Virgen de los sicarios. En la novela leemos las memorias de Fernando, un escritor que después de mucho tiempo regresa a Medellín, Colombia, y es recibido por un amigo suyo que le otorga un regalo, un joven menor de edad con el que establece relaciones sexuales —no explícitas en el texto— y que además, es un sicario.
Aunque bien la obra menciona mucho el amor que siente Fernando por el joven, lo que se lleva el protagonismo es la violencia desmesurada que hay en la obra. Alexis, sicario/guardaespaldas/amante de Fernando se convierte en su razón de vivir. El problema es cuando se atenta contra la vida del niño y la novela da un giro sorprendente.
A pesar de que la trama no da para mucho, lo que le da un peso enorme a la obra son las opiniones de nuestro protagonista sobre la vida, las relaciones humanas, el narcotráfico y los políticos. Se menciona al presidente Barco, quien aparentemente sufre de Alzheimer, pues declara la guerra al narcotráfico cuando ya se la había declarado antes.
Y no olvidemos el título, haciendo alusión a la Virgen de Sabaneta, llamada María Auxiliadora, advocación a la que todos los sicarios le dedican sus rezos. De hecho, la novela tiene una mención religiosa casi en cada página, recurso que Vallejo maneja con experticia, pues los intertextos como “cruces de ceniza” que administra Alexis o la necesidad de visitar todas las iglesias de Medellín por parte de Fernando, son parte de la gran oposición entre vida y muerte que existen en estas páginas, por no nombrar también el conflicto de género —masculino y femenino— que tenemos, pues aunque casi todos los personajes de la narración son hombres, el título es todo lo contrario.
La Virgen de los sicarios, es una novela agradable, corta, bastante curiosa pues no muestra ningún capítulo y es sólo un monólogo enorme dado por el protagonista, pero un lector interesado en esta realidad que diario a diario nos toca vivir, disfrutará. Mis medellinescos lectores, esta obra les dará pie a la famosa narconovela, de la cual podrán toparse a toneladas en sus librerías, pues ya es casi una moda leer sobre este tema, así que si no le han dado una oportunidad aprovechemos este fin de semana para variar nuestros gustos literarios.



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