Mis chichimecas lectores. Ya es viernes otra vez, y para no
perder la costumbre, traigo a ustedes a un poeta descuidado que vemos diariamente
en los billetes de cien pesos. Nezahuacóyotl (1402-1472), monarca y escritor
abandonado durante siglos por parte de la hegemonía española. Basta con ver
nuestra moneda para leer algo de su poesía, pese a la controversia dada por Patrick Johansson, académico de la UNAM que dice que el poema de
nuestros billetes no es originario de Nezahuacóyotl. Pero fuera de este
espacio, en libros de texto gratuitos o el mismo Internet.
En sus cantos, tenemos una gran variedad
de temas similares a los que se encuentran en muchos textos medievales, un
ejemplo son El libro del buen amor y Carmina Burana, donde se dice —en forma
muy personal— lo que se debe hacer según ciertas normas morales. La relación
entre España y Nezahuacóyotl, no es —obviamente— directa. Se tienen muchos días
de húmedo camino entre las dos culturas.
Lo que sí quisiera mostrar en esta columna
es similar a lo que se ha estudiado de las otras culturas: el poder didáctico.
Nezahualcóyotl nos invita de la manera más atenta a pensar en lo corta de
nuestra vida, pues nada de esto nos llevamos al más allá. Comparado con lo
ocurrido en Europa vemos todo lo contrario, “dedícate a que esta vida trabajes
duro para que te lleves grandes beneficios con Dios”, dirían los textos
españoles antiguos; pero Nezahualcóyotl nos pone la mirada en otros matices;
hay que percatarse de la flor, de la
nube, de los granos de cacao y todo lo terrenal. Todo lo terreno por sí
mismo es hermoso.
A la par, marca un comportamiento de vida
honroso para nuestros conocidos, ¿de qué otro modo puedes tener paz en un
pueblo si no es que todos tus miembros tengan paz interior?, algo así debió
pensar nuestro rey poeta, quien como el monarca de Texcoco, lo importante para
él era mantener la paz en su pueblo. De hecho tras varios conflictos en los
cuales tuvo que despedirse de su poder monárquico, se dedicó a las ciencias,
las artes y la literatura, pero siempre mostrando su amor por la naturaleza,
hecho que no sólo se notó en sus textos, sino en la arquitectura del gran
Texcoco.
Se puede palpar el hecho que todo monarca
requiere cierta sensibilidad para mejorar a su reinado. Bien dice Maquiavelo en
su obra máxima, El Príncipe, que un dirigente debe tener a su pueblo en
orden, qué mejor forma que creando literatura didáctica igual que se ha hecho en
toda la historia. Si se crean historias de gusto popular podrás dar un mensaje,
si ese mensaje va dedicado a tomar cierta forma de vida y cultura, el mensaje
quedará grabado, como todo mensaje subliminal de hoy en día.
Nezahualcóyotl, tal vez
fue un buen monarca y un poeta digno de admiración en toda la cultura
prehispánica, sin duda sus versos deberían contener una doble enseñanza, a las
artes y a seguir las órdenes de su gobernante con sus frases de: “En buen
tiempo vinimos a vivir”. como la estación primaveral descrita por
Nezahualcóyotl a lo largo de su obra.
Este rey quiso suficientemente a su pueblo como para
conseguir la paz y regalarles los versos que, por desgracia, en lengua actual
no se leen igual, pues ya no degustas el cacao, ni miras las flores moverse al
viento como antaño. Lástima que como una pintura nos iremos borrando y no
sepamos a dónde iremos. Quién sabe, mis chichimecas lectores… tal vez Yoyontzin
lo sepa.
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