Mis alfabéticos lectores, les ofrezco
un buen día y espero este viernes descansen, como yo lo haré, del regreso a
clases universitarias. La verdad fue un inverno crudo y largo en esta ciudad,
pero nada que no se solucione con un buen libro.
El día de hoy les hablaré
de un grandioso escritor mexicano llamado Oscar de la Borbolla. ¿Quién es este
sujeto? Pues además de ser un profesor, ensayista y escritor, tiene a su cargo
una antología de cuentos breves llamada: Las vocales malditas. Este
libro tiene una curiosidad, contiene cinco cuentos, entre ellos me animo a
señalarlos con el objetivo de que vean lo que está inmerso en cada título:
“Cantata a Satanás”, “El hereje rebelde”, “Mimí sin bikini”, “Los locos son
otro cosmos” y “Un gurú vudú”. Los lectores atentos habrán notado el uso de las
vocales, si no, revisen de nuevo. Cada cuento tiene sólo una vocal, a esto se
le conoce como lipograma y ya había sido hecho, pero Oscar de la Borbolla lo
usa diferente en nuestro contexto mexicano. Para aquellos que no tengan una
idea de cómo se llegó a esto, basta con darse una oportunidad de leerlos.
Movámonos
en el margen de la anécdota, cada uno tiene una historia dedicada al simbolismo
de cada vocal, y esta no es lectura mía, sino de un analista tapatío —y mi
profesor—, el maestro Eduardo Ortiz Arámbula, quien dice que “Cantata a
Satanás” usa el carácter femenino de la A para remarcar la liberación del
personaje Sara, pero al mismo tiempo la A como ese grito de dolor, pues en
“Cantata” existe un crimen, y es la marca de la culpa. La E inclusiva de “El
hereje rebelde” es una manera de mostrar que también él está colocado, como lo
haría la Y, pero del mismo modo la E como el neutro entre lo masculino y lo
femenino, que sería la presencia de Dios. En el caso de la O, la forma de la
boca abierta de sorpresa, disyunción a su vez, muestra la crueldad de un doctor
con “Los locos son otro cosmos” y el pobre protagonista que se somete a
electrochoques para remediar su estado. Los últimos que faltarían por analizar,
“Mimí sin bikini” y “Un gurú vudú”, tienen una forma artificial. No existen
muchos nexos con estas vocales, por lo que Oscar de la Borbolla tiene que
modificar muchas de las palabras, como lo dice en el título “in” al contrario
de “en” y conservar así su carácter lipográfico. En ellas mi análisis sería que
tienen esa forma infantil de la I, la manera en que es a la vez, una unión —por
la Y—, que tienden a mostrar la inocencia pero que busca algo más, al mismo
tiempo, tenemos la U, que por su difícil acceso en el español, muestra una
variedad de la conjunción O y se muestra como la sorpresa-queja en su
onomatopeya.
Como verán, mis
alfabéticos lectores, este es un texto muy breve, menos de 50 páginas que
pueden leer con gusto y dando rienda a la imaginación de lo que quiere decir
cada uno de los cuentos. Trabalenguas excelentes y unas cuántas curiosidades
para pláticas de café.
Me despido de ustedes
recordándoles que acepto todos los comentarios que gusten en torno a esta
columna en el correo galindonmiguel@gmail.com
No pude entender en lo mas mínimo los cuentos "i" "u". Mi favorito a sido la "o".
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