sábado, 14 de junio de 2014

Un golpe de realidad: Las batallas en el desierto

Mis enamorados lectores, de nuevo es fin de semana, quizá no tengan tanto tiempo para leer una novela de largo aliento como El Quijote, así que el autor que mencionaremos hoy ya ha sido tocado anteriormente; de hecho, el 23 de abril de 2014, Día Internacional del Libro y de los Derechos de Autor, fue leído simultáneamente en casi todo México, tanto en eventos como la famosa lectura en la Rambla Cataluña de Guadalajara, Jalisco auspiciado por la FIL y la UdG, en el Jardín de Chapultepec en la Capital como en casi todas las Salas de Lectura de CONACULTA,; se trata de José Emilio Pacheco, difunto a inicios del 2014 y del cual, poco a poco me he acercado a su obra.
Saben que a veces uno debe leer alguna novela para cierta materia de la universidad, pues esta no es excepción. Me topé con referencias a Las batallas en el desierto (1981) en cierto ensayo, y yo —tratando de ampliar mi repertorio bibliográfico y literario— me dediqué a buscar esta obra. ¿Error de edición? Pensé al ver el ejemplar que cuenta con una cantidad nímia de páginas. Uno que está acostumbrado a leer de 130 en delante, me sorprendió el ejemplar de 68 páginas en la editorial Era —casa de Pacheco y Fuentes—. Más aún por los trabajos derivados de esta obra. Estas razones me hacen pensar, “por algo tanto honor a su muerte”.
La historia es simple en fábula. La historia de Carlos, un niño que aún juega con carritos de madera y que viene a formar la “nueva clase media” porque su familia, en antaño acomodada, se está viniendo a menos por culpa de las grandes empresas extranjeras que dañan la economía nacional. Carlos visita la casa de uno de sus amigos, Jim, y conoce a Mariana, la madre de éste. Aquí la Noela da un giro completo pues la trama se desarrollará en torno a un amor desmedido por esta mujer y el retrato que tiene en la sala de su persona.
En realidad la forma en que está estructurada la obra te da una impresión intimista. Conoces los pensamientos con el narrador en primera persona que se vierte en sí mismo para reflexionar todo lo que le acontece, sobre todo cuando la familia sabe sobre este amor prohibido y le hacen ir con especialistas, Sánchez Prado hace un excelente trabajo al notar que son justamente la academia y la iglesia los que buscan reprimir estos impulsos, remarcando un poco más lo que ocurría en estos años de 1948 en los que se ubica el texto.
Otra cosa que sorprende mucho en varias novelas, sobre todo es ese léxico muy particular de las obras mexicanas de estos tiempos, como lo son El vampiro de la colonia Roma de 1979 —curiosamente tanto Adonis García como Carlos viven en la misma colonia— es rescatar palabras de uso común en el marco cultural-económico de su tiempo, las cocacolas y las transcripciones de canciones de rock no son extrañas en esta novela. Al contrario, le dan personalidad y remarcan la intención que existió en esta generación por mostrar cómo el progreso avanza como el magma de un volcán, lento, pero fatal para el suelo original.
Mis enamorados lectores, denle una oportunidad a Pacheco y a esta novela que los hará reflexionar del capitalismo, el amor y otras patrañas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario