sábado, 12 de diciembre de 2015

Convenciones de libros

Mis feriados lectores, los saludo después de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, una de los más esperados eventos de todo Guadalajara. Se trata de la convención más grande de Latinoamérica y está a sólo un par de escalones de la feria de Alemania.
¿Cómo es vivir una feria del libro así en tu ciudad? Excelente y horrible. En Guanajuato Capital existe una feria por parte de la UG, pero si nos vamos a León, Guanajuato, es un mar de gente. Imaginen cinco veces eso. La sede de Expo Guadalajara creció enormemente desde que abrió una segunda área para eventos del talle de éste. Sin embargo, sigue creciendo, y hasta paso a desnivel le quieren poner. Pero semejante número de personas es espeluznante. Avenida Mariano Otero se satura, los camiones tardan horas en llegar a su destino, y a veces es mejor caminar cinco calles que esperar que nos dejen en la puerta.
Guanajuato sufre del mismo modo. La feria de la Universidad crea un caos de proporciones cervantinas. Quizá la que menos sufra sea la Feria de León. Ellos tienen toda una infraestructura de transporte, mismo caso en Yucatán y en Buenos Aires, que son de las ferias del libro que menos problemas de tránsito causan.
¿Y por qué ir a las ferias del libro? La verdad es más mercadotecnia que nada. Publicitar libros nuevos a precios exuberantes que puedan dejar las regalías esperadas en los dos primeros años. Pero también se puede encontrar una gran cantidad de ejemplares antiguos. No sólo nos topamos con ediciones nacionales; no, vienen de todo el mundo, en muchos idiomas y de todas las presentaciones. Siempre hay editoriales más económicas que otras. Mi sueño como profesor de literatura es comprar cerca de cuarenta libros de El morador de las tinieblas para que mis estudiantes tengan con qué trabajar. Aquí ni se diga comprarme de paso Cumbres Borrascosas, y otros tantos de Editorial Tomo, que si se adquieren a más de $45°°, están siendo timados.
Otro punto a favor de estas reuniones, más que la idea de “parade”, es decir, desfile de egos y gente dedicada a ir sólo para ser vista, está que muchas entidades culturales van. Repruebo la visita de Peppa Pig en la anterior FIL Guadalajara; pero hubo muchos eventos de verdad interesantes, coloquios, encuentros, conferencias, presentaciones de libros, y mucho más.
Una convención como esta siempre es una oportunidad de conseguir regalos. El índice de lectura que poco a poco sube en nuestro país ayuda un poco a mantener el mercado editorial. Regalar un libro es siempre una oportunidad única y especial para cualquiera. Ya sea en cuestiones técnicas, diccionarios de idiomas en caso de comenzar con una segunda lengua, datos curiosos para niños, o novelas para toda ocasión.
Si quieren saber más sobre este tema, les invito, mis feriados lectores, a escuchar la versión extendida y hablada de esta columna en el Blogg de Ometopia, donde están descargables todos los episodios de Las 9 noches, donde cada domingo encontrarán información interesante sobre lo hablado en “De Libros y Bibliotecas”.

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