sábado, 20 de septiembre de 2014

Transformando a la identidad mexicana: Los días enmascarados

Mis mitológicos lectores, continuando con nuestra lista de autores mexicanos que han usado parte del concepto nacional para elaborar sus obras, les traigo en esta ocasión, a un mexicano de espíritu. Hablamos de Carlos Fuentes. Aunque es considerado por muchos como un pedante literario por cobrar por su obra literaria —y no cobraba $3ººº— y algunas conferencias, prólogos y comentarios de libros tenían su pequeña cuota de honorarios; tiene cuentos y novelas bastante agradables a la lectura, aunque en lo personal jamás he podido terminar La silla del águila debido a su larga crónica de hechos.
Dijimos que no era mexicano de nacimiento, esto se debe a que a pesar de haber nacido en Panamá, pero desde los 16 años de edad contó con la nacionalidad mexicana. Así, su primera y monumental novela La región más transparente (1958) muestra el gusto por las calles de la Ciudad de México —al estilo del flâneur— y cómo la misma urbe puede crear o destruir a los personajes, como teorizó Julio Ramos en Desencuentros de la modernidad en América Latina. Ya desde este momento, cuatro años más tarde, en su obra Aura (1962), regresa a la erudición sobre la revolución y es quizá de sus obras más accesibles de leer pues es la más difundida y analizada y con un final fantástico que podría perturbar a varios.
Dentro de Los días enmascarados (1954) cuenta la mitología mexicana. Los denominados cuentos sobrenaturales, y en particular "Tlactocatzine, del jardín de Flandes" y "Chac Mol". Ambas narraciones reviven figuras mitológicas antiguas, aunque, siempre se la ha criticado a Fuentes el hecho de haber usado la figura del Chac Mool tolteca por el Tlaloc azteca a modo de “licencia poética”. Fuentes nos vuelve a dar una pintura del mexicano. En la primera obra, “Tlactocatzine”, regresa una figura mitológica y toma el papel de algo más moderno, Charlotte, esposa de Maximiliano. En el cuento vemos cómo el olor de las rosas del jardín se transforma en la tumba de Tlactocatzine, mujer que viene del pasado y que “ha desbaratado un velo gris; de ayer a hoy”. Mientras que en “Chac Mol” rompe esta figura magnánima y vemos al final en que nos narra que “Apareció un indio amarillo, en bata de casa, con bufanda. Su aspecto no podía ser más repulsivo; despedía un olor a loción barata, quería cubrir las arrugas con la cara polveada; tenía la boca embarrada de lápiz labial mal aplicado, y el pelo daba la impresión de estar teñido”.

Carlos Fuentes nos cuenta de una manera un poco diferente la historia de México. Desde figuras travestidas, hasta mujeres modernizadas, este autor mexicanísimo nos da un esbozo de la cultura antigua. Y no sólo en esta antología de cuentos, sino en muchas más de sus obras. Mis mitológicos lectores, les recomiendo a este patriótico autor.


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