sábado, 2 de enero de 2016

Doce uvas, doce cuentos: Decamerón

Mis celebrantes lectores, el día de hoy es Año Nuevo, primer día de un año que jamás pensé llegar a vivir. 2016 suena tan poco complicado como el 2012 maya, el 2000 del Y2K, o incluso el 2020 que tiene una simetría curiosa en su construcción. Sin embargo, tenemos que afrontar que para muchos es años de expectativas y buenos deseos.
Entre muchas recomendaciones de clásicos y nuevos que he hecho, esta vez les traigo un libro de lo más viejo pero que sigue impactando a la humanidad porque, como me recomendó el título de esta columna Alejandro Briseño, son cuentos para este preciso momento.
El Decamerón es una obra de Giovanni Boccaccio, escritor italiano muy importante por haber traído a la humanidad el concepto de “cuento”, como más o menos lo conocemos ahora. Entre muchas cosas, el cuento de Boccaccio es fluctuante entre la anécdota, el relato de costumbres, la fábula y el cuento corto. ¿Por qué? Porque su justificación es de lo más interesante y tiene que ver con lo que nos une a todos alrededor del fuego en las noches de campamento: la necesidad de escuchar historias.
Desde que el hombre pudo pintar en las paredes, ya contaba anécdotas. Se necesitó que la Peste Negra asolara todo Europa para que la gente de ciudad pensar en emigrar a los campos. Ahí es cuando se juntan diez personas para viajar juntos. Aún más interesante es que la duración del Decamerón sea la de diez días, pues cada uno de ellos irá contando una historia diaria, desde sátiras, hasta religiosas, estos sujetos crean su propia antología literaria en medio de una desgracia. Ahora, ¿por qué doce cuentos y doce uvas? Ambos números tienen que ver con una simbología muy específica que no podemos ignorar, en el caso del 12 tiene que ver con meses, horas, signos zodiacales; pero el 10 tiende más a la perfección, por eso que Boccaccio es un escritor de absolutos. La obra en cuestión maneja el número más perfecto y sin el cual, nuestra matemática no podría funcionar. Está bien que los mayas conocieran sistemas numerarios y crearan el cero, pero no hay modo de hacer suma con números romanos, por ejemplo.
Hay obras de estos tiempos, como La Divina Comedia, en las cuales hay tres etapas, con 33 cantos en cada uno, excepto el cielo, en donde se alcanza el número 100. Pues en el Decamerón tenemos este número a la orden del día. 10 es la totalidad, por ello lo usamos para calificar en las escuelas y no sé si por eso se consideran edades distintas ya un niño con 10 años, separándolo de los menores.

Esta obra la pueden encontrar en muchas versiones económicas, pero Porrúa tiene una buena edición en sus colección “Sepan Cuántos…”, en el número 380, complementa muy bien con el resto de los títulos, que sin duda podrían leer en algún rato de ocio, pero si quieren comenzar con cuentos, no necesariamente concatenados, el Decamerón tiene mucho para ustedes, mis celebrantes lectores.


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