sábado, 14 de febrero de 2015

Guerra de clanes, amores y dioses: La rosa del profeta

Mis desérticos lectores, en las últimas semanas de jugar rol por medio de las actividades de la Sala de Lectura d20 me he reencontrado con varios de esos libros con mapas y llenos de dragones, magia y héroes. Así pues, he regresado a un ejemplar bastante interesante en mi colección y que devoré al tenerlo en mis manos, uno tras otro de los tres libros. Hablo de una de las tantas colaboraciones de Margaret Weis y Tracy Hickman: La rosa del profeta. Una trilogía.
Las tres novelas se sitúan en un desierto mágico donde dos clanes en  pugna deben unirse para salvarse de Quar, un dios vengativo que busca destruirles. Los dos clanes adoran a Akhran, y es él, por medio de sus d’jin que les da la orden de casar a Khardan ―de los domadores de caballos― y Zohra ―de los criadores de ovejas―. Se casan, y en un momento de venganza ―ellos dos no se llevan nada bien― él compra una nueva esposa, una linda chica pálida y pelirroja que en realidad es Mathew, un sacerdote evangelizador de otro dios.
La primera de todas: La voluntad del dios errante, desarrolla esta historia de problemas maritales que nada le piden a cualquier telenovela. Los dos se odian a muerte, pero Akhran les obliga a estar juntos, por ello deben tener una relación tapadera hasta que la Rosa del Profeta florezca, y les permitirá salir del embrollo en el que se meterán: la persecución del califa, el imán y muchos más poderes mayores del desierto.
Al igual que El señor de los anillos, en que cada libro termina en un “Continuará”; nos dejan a mitad de un problema para parar a El paladín de la noche, donde agregamos a un cuarto personaje, Auda ibn Jad, seguidor de un dios oscuro enfocado en la destrucción. Mientras tanto el imán de Quar busca convertir a los seguidores de Akhran e incitar una guerra santa.
En El profeta de Akhran, tercera y última novela, vemos el desenlace particular de esta historia llena de triángulos amorosos, pues lo importante de esta saga es que se incluye un triángulo amoroso de Mathew hacia Zora y Khardan. Un monje del dios de la luz bisexual y afeminado, no es lo único que se concluye en este último ejemplar, sino también el ataque crítico de la religiosidad y libertad de culto que se pone en duda a cada momento de la saga.
Todos los libros tienen tantos elementos para el análisis de género y sexualidad, así como analizar el manejo del Poder según Foucault y el modo en que se van planteando los enfrentamientos religiosos y la libertad de culto. Si a esto le agregamos el uso de los d’jin para causar risa y todos los momentos cómicos, deja a un libro de los tantos de maravilla épica al lado de novelas que dan pie a análisis y manejo de subtextos, como el uso de representar a los dioses como una figura de 20 caras, muestra clara de su vinculación con los juegos de rol.

Les dejo estas novelas a consideración ―y a préstamo si asisten a mi Sala de lectura― no sólo para entretenerse con el curioso uso de magia que existen en el mundo de Sularia, sino por lo disfrutable de la tensión narrativa y la manera en que ustedes, mis desérticos lectores, pueden descubrir nuevos mundos tan particulares.


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