Mis viajantes lectores, el día de hoy me encuentro en las 31as Jornadas
Profesionales de la 41 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. He de
admitir que no sé todo sobre la tradición literaria, es imposible. Pero entre
lo que me encanta, es la literatura antigua, romántica si se puede, pero sobre
todo, las de ficción fantástica. Entre muchas cosas, la semana pasada, me topé
con una edición hermosa de Los viajes de Gulliver.
Jonathan Swift nació en 1667. En 1726, en Irlanda,
salió a la luz este ejemplar tan atípico y famoso entre la literatura infantil
y juvenil ahora. Todos hemos visto esas películas donde Gulliver conoce a los
liliputienses, pequeños hombres y su interacción con ellos. Suena interesante,
pero por desgracia, no es la única civilización que conoce. La ignorancia de
muchas personas ante la totalidad de la obra es magnánimante ofensiva una vez
que leer el libro íntegro: Liliput, primer capítulo es la sociedad de
micropersonas que todos conocemos; pero la segunda parte es aún más curiosa:
Brobdingnag, una sociedad de gigantes que tiene a Gulliver en una caja de
transporte y que dista mucho de lo que era su vida en Liliput.
Gulliver regresa a su tierra natal. La dicotomía
grande-chico le perturba increíblemente y es una persona que se confunde, teme
pisar a sus amigos y eleva la mirada (y la voz) cuando desea hablar con
alguien. No muy listo nuestro héroe, no se define ahí la situación. En la
tercera vuelve a salir de viaje. Su familia y amigos se quedan en el olvido y
conoce a Laputa, una ciudad flotante muy similar a un platillo volador donde la
gente, sumamente intelectual, piensa siempre; así pues, requieren de sirvientes
que les "mosqueen", es decir, les indiquen cuándo escuchar y cuándo
hablar, pues sus reflexiones son tan profundas, que hay trabajo para los que no
piensan tanto como él.
Decíamos
que era un libro dicotómico, pues en seguida tenemos a una sociedad de bestias,
los residentes de Houghnhnms, conocidos como Yahoos, son una especie de equinos
pensantes antopomórficos regidos por el instinto animal; pero que le agradan
tanto al protagonista al grado de considerarse un Yahoo —así se conocen— deforme.
Aunque los Yahoos —origen de la palabra de alegría, y obviamente del
nombre del sitio web, así como Wendy fue creado por el autor de Peter Pan— son los salvajes, son la civilización preferida, así
que leamos así esta obra, lo exterior como la estatura, y lo interno como el
intelecto y la brutalidad son polos opuestos en la personalidad humana y el
elegir la última nos hace pensar en la sociedad de ese siglo XVII.
Mis viajantes lectores, acérquense a esta época tan
interesante, como Pinocchio del siglo XIX, y Gargantua y Pantaguel del XVI,
tenemos un universo enorme a nuestro alcance. Espero disfrutaran el Dìa del
Libro el pasado 23, y hasta siguientes escritos.
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