Mis maravillosos lectores, es una
lluviosa tarde de otoño en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desde donde
reflexiono con curioso interés todos los cambios que pasé después de esas casi
trece horas de vuelo con mi último punto de contacto cultural: el Aeropuerto de
la Ciudad de México. Como saben, me especializo en lo fantástico y la fantasía
en la literatura, por eso ―gracias a las recomendaciones de mi querido
compañero Alejandro Briseño― me permito sugerirles una lectura tripartita: los
trabajos de Lewis Carrol.
Contexto:
Inglaterra a mediados del siglo xix.
Un viaje en barco con el autor y tres pequeñas niñas. A falta de otro medio de
entretenimiento, Carroll y las pequeñas confeccionan una historia que más tarde
sería transcrita y aderezada por nuestro personaje.
Alicia en el País de las Maravillas es
una obra importantísima en lo que consta de literatura infantil y juvenil,
aunque no debe ser relegada a ese mundo. El carácter del juego y la demencia
del mundo adulto están en fuerte conflicto con la única cuerda: Alicia. El gato
de Cheshire ―inspiración del argentino Enrique Anderson Imbert―, la Reina, el Sombrerero,
son personajes que no han dejado de fascinar al mundo ―y no se diga a los
japoneses―, al grado de la película épica que llegamos a ver hace un par de
años en cartelera ―sin mencionar la serie Once
Upon a Time―. Y ni se diga el Síndorme de Alicia, donde todo lo ves transtornado como las imágenes de este libro.
Carroll no se
conformó con eso, siguió un paso más adelante con una historia alterna
―continuación dirían algunos; pero no lo considero así― donde Alicia visita el
mundo a través del espejo y se pierde en un tablero de ajedrez. Los reyes están
en disputa, se topa con la pelea del león y el unicornio; y si mi memoria no me
falla, es donde aparece la canción del Jabberwocky ―y la espada Vorpal, usada
por Dungeons and Dragons como el arma
más poderosa de todo el juego―. En fin, todo un mundo complejo y donde otra
vez, ningún adulto parece preocuparse de nada, dejándole a la niña el arduo
trabajo de ser la única madura y cuerda del universo.
La ciencia y
la lógica se ven alteradas aquí. Hay muchas leyes de la realidad que han
estudiado los científicos a partir de la creación de Carroll y no se diga de
tantas disyuntivas filosóficas. El libro tiene una ridiculez ―en el buen
sentido de la palabra― que no haces más que reír a carcajadas, ponerla en
Facebook, colocar un separador para regresar otro día, o rayar tu libro ―esta
última la condeno como el bibliotecario que soy―.
Algo que no se
aprecia mucho en nuestras versiones es el uso del pormanteau. Combinación léxica de dos términos, quitando el punto
de juntura. En el caso del texto breve: La
caza del Snark, es la combinación de “snake” y “shark”, serpiente y
tiburón. Uno de los animales menos definidos de toda la literatura, y que
incluso es difícil de seguir, pero sumamente terrible.
En fin, este
fin de semana, Primero de Mayo, les dejo el trabajo de leer a Alicia y todo lo que encontró en ese
mundo. Estoy a sus órdenes, mis maravillosos lectores, nos veremos la siguiente
semana.
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