Mis verdosos lectores, les saludo desde
Mendoza, Argentina en la casa de mi gran amigo y futuro profesor de literatura:
Mateo Rinland ―de quien espero escribir algún día―. Hoy leeremos a un escritor
español llamado Federico García Lorca. Fuera del escándalo ―amoroso― que tuvo
con Salvador Dalí, hay que dedicarle unos minutitos a leer su famoso Romancero
gitano (1928).
Cabría mencionar que en
España fue crucial para su desarrollo histórico la presencia de los moros y los
gitanos ―El Cid por ejemplo―. Los
gitanos reciben ese nombre debido a la creencia de que venían de Egipto, es
decir: "egiptanos". Y el mismo carácter arcano del antiguo Egipto les
era atribuido a estos personajes. Tenemos representaciones de los gitanos en
obras como la de Victor Hugo, Nuestra Señora de París (1831), adaptada al cine ―entre
otros― por Disney bajo el nombre de El jorobado de Notre Dame (1996). Figuras como la bella
Esmeralda se encuentran aquí, más porque para los españoles, el gitano tenía una
carga semántica importe. No sólo la magia y la historia, sino la sensualidad
árabe de Las 1001 noches. De aquí sale uno de los poemas más famosos de
este Romancero gitano.
Lo he leído a mis alumnos
de secundaria al ver el tema de la poesía, pues muchos a esta edad creen que la
poesía sólo es usada para el amor. Les leo "Preciosa y el Aire" y
quedan maravillados ante este intento de violación escrito en octosílabos ―se
llaman romances los poemas de ocho sílabas―. Preciosa es una bella jovencita
gitana que se acerca tocando su pandereta ―la luna de pergamino― cuando le sale
al encuentro Don Cristobalón desnudo con su espada en pie de guerra. La
persecución se da hasta que encuentra refugio, pero el hombre, ahora
representado como el Viento Verde, siempre le estará mirando.
¿Qué me dicen de "Romancero
sonámbulo"? Una aliteración muy eufónica: "Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verde ramas”. Algunos
dicen que la voz poética de este texto ya murió y está recordando sus tiempos
en el mundo terrenal. Había que leer el poema y comprobarlo.
La obra de Federico García
Lorca no quedó en España. Llegó en barcos a México y fundó una nueva escuela
lírica. Por la que muchas generaciones del 40 en delante se guiaron por este
modelo como Xavier Villaurrutia con la obra de teatro La casa de Bernarda Alba (1936).
Terminemos esta recomendación
literaria con una sola y vaga idea. Aunque tengamos poetas y narradores
precolombinos, la idea estética viene de Europa. No hay que girar la mirada a
obras que vienen fuera de nuestro contexto. A veces tenemos joyas esperando a
ser leídas en muchos otros lados y no las conocemos por el ostracismo que
tenemos. Así yo he salido de mi área de confort que es la literatura fantástica
aceptando que hay creaciones espectaculares en otros géneros como la poesía y
la novela de costumbres. Mis verdosos lectores, me despido de nuevo, esperando
que tengan un excelente fin de semana, esperando sus comentarios por correo
electrónico o por el mi blog.
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