sábado, 6 de junio de 2015

En las ligas mayores: Novela de ajedrez

Mis jugadores lectores, les saludo este bonito día de verano desde mi hermosa Guadalajara. Luego de un viaje de 12 horas desde Mendoza hasta Buenos Aires, y de 22 horas entre conexiones hasta llegar a mi ciudad, por fin estoy en casa. En Mendoza, me hospedé en casa de mi amigo Mateo Rinland, y me recomendó una novela que tenía en mi acervo de Salas de Lectura y no había podido leer: Novela de ajedrez, o en otras traducciones Novela de ajedrez.
Stefan Zweig es autor de esta obra. Un austriaco desplazado por la primera Guerra Mundial y llegó hasta Brasil, donde finalmente se suicidó junto con su esposa. ¿Por qué leer la novela de Zwig? Primeramente por ser breve. En su versión de la editorial de conaculta, Alas y Raíces, tiene 94 páginas, además de que en cualquier librería educal ―en la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, como en el Hospicio Cabañas en Guadalajara― a un muy bajo costo. El segundo punto para leer Novela de ajedrez (1942) es que plantea en sus páginas la posibilidad de estar en un trasatlántico con destino a Buenos Aires y tener a un lado a Czentovic, el campeón mundial de ajedrez y al otro a un excéntrico hombre rico quien pagaría por una partida de ajedrez con el campeón. En ese momento se introduce un cuarto personaje importante: el señor B, quien tiene un dote impresionante para el ajedrez debido a su oscuro pasado, donde el ajedrez ―juego de ingenios y supremacía mental― le ayudó a sobrevivir.
Igual que En busca del tiempo perdido, de Proust que todo se desarrolla en el período de remojar una madalena y comerla, la novela son dos días en el trasatlántico en lo que se enfrentan tres veces y conocemos la historia del señor B. Nuestro narrador, un periodista que buscaba una entrevista con Czentovic es el encargado de contarnos todo e ir hasta los momentos de la guerra. Curiosamente la vida de Stefan Zweig está muy ligada a esta novela. No soy un fanático del biografismo literario, pero pensemos en que dos años después de esta novela, fue que se suicidó. Así que podría haber un vínculo entre su vida y la novela, pues en ambos casos hay un personaje europeo que debe viajar a Sudamérica.
También podríamos considerarla por tiempo de lectura. Novela de ajedrez, se lee en un par de horas. Es el perfecto compañero para un viaje, como el barco donde sucede la novela, o en cualquier conexión de aeropuerto. Nos enseña la multitud de personas que hay a nuestro alrededor, en un autobús, avión, trasatlántico; incluso en la vida diaria. No conocemos por lo que otros tuvieron que pasar. Muchos tienen talentos ocultos desarrollados por traumas infantiles, habilidades propias de una repetición innecesaria durante su adultez; hay un mundo de posibilidades de que nos topemos con gente así, como dice la famosa frase “La realidad supera a la ficción”.

Mis jugadores lectores, busquen a este ―hasta hace poco― desconocido autor austriaco que tiene desde teatro, poesía, biografía hasta novelas como esta que nos incumbe hoy.

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