Mis jugadores lectores, les saludo este
bonito día de verano desde mi hermosa Guadalajara. Luego de un viaje de 12
horas desde Mendoza hasta Buenos Aires, y de 22 horas entre conexiones hasta
llegar a mi ciudad, por fin estoy en casa. En Mendoza, me hospedé en casa de mi
amigo Mateo Rinland, y me recomendó una novela que tenía en mi acervo de Salas
de Lectura y no había podido leer: Novela
de ajedrez, o en otras traducciones Novela
de ajedrez.
Stefan Zweig es autor
de esta obra. Un austriaco desplazado por la primera Guerra Mundial y llegó
hasta Brasil, donde finalmente se suicidó junto con su esposa. ¿Por qué leer la
novela de Zwig? Primeramente por ser breve. En su versión de la editorial de conaculta, Alas y Raíces, tiene 94
páginas, además de que en cualquier librería educal
―en la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, como en el Hospicio Cabañas en
Guadalajara― a un muy bajo costo. El segundo punto para leer Novela de ajedrez (1942) es que plantea
en sus páginas la posibilidad de estar en un trasatlántico con destino a Buenos
Aires y tener a un lado a Czentovic, el campeón mundial de ajedrez y al otro a
un excéntrico hombre rico quien pagaría por una partida de ajedrez con el
campeón. En ese momento se introduce un cuarto personaje importante: el señor B,
quien tiene un dote impresionante para el ajedrez debido a su oscuro pasado,
donde el ajedrez ―juego de ingenios y supremacía mental― le ayudó a sobrevivir.
Igual que En busca del tiempo perdido, de Proust
que todo se desarrolla en el período de remojar una madalena y comerla, la
novela son dos días en el trasatlántico en lo que se enfrentan tres veces y
conocemos la historia del señor B. Nuestro narrador, un periodista que buscaba
una entrevista con Czentovic es el encargado de contarnos todo e ir hasta los
momentos de la guerra. Curiosamente la vida de Stefan Zweig está muy ligada a
esta novela. No soy un fanático del biografismo literario, pero pensemos en que
dos años después de esta novela, fue que se suicidó. Así que podría haber un
vínculo entre su vida y la novela, pues en ambos casos hay un personaje europeo
que debe viajar a Sudamérica.
También podríamos
considerarla por tiempo de lectura. Novela
de ajedrez, se lee en un par de horas. Es el perfecto compañero para un
viaje, como el barco donde sucede la novela, o en cualquier conexión de
aeropuerto. Nos enseña la multitud de personas que hay a nuestro alrededor, en
un autobús, avión, trasatlántico; incluso en la vida diaria. No conocemos por
lo que otros tuvieron que pasar. Muchos tienen talentos ocultos desarrollados
por traumas infantiles, habilidades propias de una repetición innecesaria
durante su adultez; hay un mundo de posibilidades de que nos topemos con gente
así, como dice la famosa frase “La realidad supera a la ficción”.
Mis jugadores lectores,
busquen a este ―hasta hace poco― desconocido autor austriaco que tiene desde
teatro, poesía, biografía hasta novelas como esta que nos incumbe hoy.
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