domingo, 23 de mayo de 2021

Wu Lǐung VIII

 Para mis compañeros Los Centauros


Uno de los puntos más contaminados de Zhōngguó es Xien Cheng. Sus bahías son reconocidas como el vertedero biológico menos controlado del país. Las oscuras mareas oleaginosas de Xien Cheng tienen un peculiar aroma que sugiere desastres naturales propios de siglos pasados donde el petróleo continuaba sirviendo de combustible corriente. Fue justo bajo este contexto que el pasado 17 de marzo del 2093 fue encontrado el cuerpo del Dr. Wu Lǐung en a las costas de Xien Cheng.

El Dr. Lǐung era reconocido en diversos círculos científicos por sus valiosas aportaciones al campo de la biología molecular: su especialidad era generar tejidos artificiales para pruebas de laboratorio, así ganó el famoso Premio Peter Ratcliffe en 2052.

Sin duda, el trabajo el Dr. Lǐung sirvió de base para combatir la pandemia del Th78 pues los mismos procesos que usaba para clonar tejidos sirvieron para mutar el virus y generar una vacuna que inmunizara a la población mundial en menos de 10 meses, siendo esta la vacunación más eficiente en toda la historia de la medicina.

Estos aportes le permitieron escalar varios niveles en el complejo Sistema de Méritos (Gōngjī Tǐxì) de Zhōngguó. De este modo, el Dr. Lǐung se convirtió en director del empresa BioZheng, una de las más importantes productoras de fármacos antimoestróticos y —lamentablemente— la responsable del desastre natural de la bahía de Xien Cheng.

Con la fama, llegaron los ataques a su persona; el mismo Dr. Lǐung reconocía enemigos en todos lados. Quizá, este fuera el motivo para que él decidiera poner en marcha un proyecto sumamente ambicioso y que generaba fuertes debates éticos desde 1952 e incluso hoy día cuando el tema de la clonación sigue teniendo fuertes implicaciones filosóficas.

El anonimato con el que el Dr. Wu Lǐung trató este proyecto, le garantizó varios años de experimentación sin impedimentos ni supervisiones. Como director de BioZheng tenía asegurados los recursos y materiales necesarios para generar una atrocidad: un bebé con su misma configuración genética. El resultado de sus experimentos se mostraron el 9 de noviembre de 2072. Quizá la experiencia al replicar tejidos artificiales le permitió refinar estas artes, y no sabemos cuántos ejercicios fallidos realizó, lo que sí declaró fue que buscaba tenerse a sí mismo como ayudante y equipo de trabajo.

A los pocos días de revelar sus investigaciones, el Dr. Lǐung sufrió varias penas capitales e internacionales debido a la mala práctica profesional en el área de la medicina. Según lo estipulaba la Constitución de Zhōngguó, debía ser condenado a muerte. Con todo en su contra, el Dr. Wu Lǐung aceptó su ejecución pública la cual fue transmitida vía Wuū el 21 de noviembre del 72.

El niño clonado y los residuos de laboratorio fueron dispuestos como material de riesgo biológico. El bebé —pese a merecer los derechos de un Ciudadano Clase B— fue incinerado ese mismo día.

A esta altura, lo inexplicable es cómo —catorce años después— aparece el cuerpo del Dr. Wu Lǐung muerto en la Bahía Xien Cheng. A las pocas horas del comunicado oficial, las teorías rondaron por el Wuū y triangularon la distancia entre la casa que tuvo el Dr. Lǐung y las oficinas de BioZheng. Del mismo modo, queda en las sombras el disparo en la nuca que presenta el cuerpo y la biofirma de un Dr. Wu Lǐung que aparece dentro de la munición.

Sea como fuere, este caso nos obliga a preguntarnos si —a pesar del desarrollo transhumanístico— estamos haciendo las cosas bien. Del mismo modo, podríamos pensar si existe una centena de doctores Lǐung rondando las costas de Xien Cheng. Sabiendo esto, el aroma oleaginoso de la contaminación dada por BioZheng y otras tantas empresas tendrá un significado diferente para todos a partir de este momento.


Imagen gratuita creada por yogendras31 en Pixabay.com



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