Mis maravillosos lectores, este día escribo para ustedes
desde la ciudad de Guanajuato por papeleo y demás cosas académicas. En el
camión, me di tiempo de releer algunos cuentos de hadas olvidados que tenía en
mi librero. Así encontré varias joyas literarias en una antología de mi
infancia: toda una sección de cuentos rusos.
Para los que crean que Disney arruinó los cuentos clásicos
haciendo que a las hermanastras no les corten los pies o ignorando que la
suegra de la Bella Durmiente del Bosque era una ogresa que deseaba zamparse a su nieta; pues les debo decir que
es más terrible ignorar a semejante autor como Aleksandr Afanásiev, un
folclorista ruso quien, al igual que los hermanos Grimm y Charles Perreault, recolectó
cuentos clásicos. La gran diferencia con los dos anteriores es que en Rusia
tienen un concepto completamente distinto de lo maravilloso.
En sus narraciones aparecen
héroes que deben sortear tres pruebas o, que al ser perseguidos por los
antagonistas sueltan artículos mágicos que se convierten en, desde un río, o hasta
en un bosque. Lo que siempre amé de estos relatos es la presencia de este
personaje: la Baba Yaga, una bruja en veces buena y en veces mala, que vive en
una casa con patas de gallina. Puede volar en un caldero y para que nadie la
encuentre borra sus huellas con una escoba. Toparse con la Baba Yaga es malo si
eres niño, pues ella los devora como la bruja de Hansel y Gretel; pero si eres
adulto, puede que tengas una charla agradable e incluso te regale el caballo
más rápido del mundo.
Hay toda una sarta de objetos
mágicos que van desde un jabón que al arrojarse se transforma en una montaña
para cubrir la huida del héroe, hasta la famosa Agua de la Vida y de la Muerte.
Hay aves de fuego ―no confundir con el fénix―, caballos de crines de oro, el
Lobo Gris, quien sirve de ayudante al héroe para llegar a lugares desconocidos,
y que según Vladimir Propp en Raíces
históricas del cuento, es un animal totémico, lo cual nos haría pensar en
todos los animales que salen en Disney.
¿Por qué a Rapunzel le toca cargar un camaleón en la película? Es una pregunta
semiótica muy compleja desde ciertos puntos de vista.
Actualmente hay toda una
desviación del sentido original de los cuentos maravillosos. En su tiempo
sirvieron para enseñar cosas al pueblo; ahora son películas modernas. Shrek, la nueva Maléfica. Frozen es todo un caso de la adaptación
―exageradamente― libre de la “Reina de las Nieves” de Andersen, y la serie
televisiva de Once Upon a Time hizo
un arreglo aún más libre de Frozen.
Pero tomémoslo como una manera de regresar a los clásicos y refrescar su
historia para un público contemporáneo.
Mis maravillosos lectores, les invito
a leer a Afanásiev y sus cuentos folclóricos rusos, conocer estas historias
distintas y quizá empezar a leerles a los pequeños estos cuentos que incluso
nuestra generación desconoce.
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