martes, 13 de mayo de 2014

Volviendo a tradiciones españolas: Leyendas

Mis decimonónicos lectores, esta semana me he puesto a pensar en que está bien conocer los movimientos recientes del mundo literario; pero también importa saber lo que antaño fue una obra sumamente leída: la producción del español Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870).
Por sus temáticas y la época, pertenece al Romanticismo. Este famoso período literario abarca la primera mitad del siglo XIX y entre sus exponentes tenemos en manifestaciones de poesía, teatro y narrativa, además de Bécquer, a Mariano José de Larra, José Zorrilla, Rosalía Castro, y José de Espronceda. ¿Qué caracterizaba al Romanticismo? Una buena parte —no la única— es la expresión del Yo, desde el Yo-ser humano, hasta el Yo-nación, de hecho, de estos tiempos surgen los himnos nacionales y la recuperación de tradiciones folclóricas. Aquí volvemos con Bécquer, aunque un poeta consagrado con una lista lírica enorme, me detendré en sus leyendas y narraciones, que sin duda dejarán estupefactos a quien las lea. En ese tiempo, el recapitular cuentos folclóricos y darles ese toque literario para luego firmarlas estaba de moda, como pasó con Bécquer y sus Leyendas.
Tengo una en particular que disfruto bastante y se encuentra en casi todas las antologías del escritor: "El beso", una leyenda oriunda de Toledo, publicada por Bécquer en el periódico La América el 27 de julio de 1863 en Madrid, España. Cuenta la historia de un militar enamorado de una estatua femenina de un templo abandonado. Con sus compañeros, desafía a la suerte al burlarse de la estatua de su esposo —colocada a un lado de ella—. El clímax se alcanza justo cuando el capitán intenta besar a la figura y recibe el golpe de la estatua del varón, el cuál, cobrando vida, evita la profanación de su mujer y venga el agravio. El impacto que recibe el militar —un gauntlete de piedra— le destroza el cráneo y cae muerto al instante, castigo por haberse atrevido a mancillar la pureza de la dama. Sin duda el carácter fantasioso de la leyenda es crucial para comprender el pensamiento mágico y supersticioso de la España antigua, mismos aspectos que tiene en casi toda su obra.
En cuanto al lenguaje, algo que destaca Bécquer en sus leyendas y sus narraciones es la presencia de una prosa poética, de hecho es de los primeros en utilizarla en España. Para los curiosos, se entiende esta prosa poética como la forma de adjetivar para que al momento de leer una narración parezca casi un poema, pero sin llegar a ser tan hermético como tal, huelga decir que es uno de los recursos usados por la mayoría de los románticos.

Termino con esta recomendación, mis decimonónicos lectores: dense una escapada de América Latina y vuelvan un poco a leer a Bécquer. Su poesía es exquisita, sobre todo aquella de “volverán las oscuras golondrinas” que seguro habrán escuchado. Para mi gusto personal las leyendas son deliciosas, por lo que anímense a conocer un poco de la tradición española del siglo XIX con un pilar del canon literario.


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