martes, 13 de mayo de 2014

Yoyotzin: Los cantos de Nezahuacóyotl

Mis chichimecas lectores. Ya es viernes otra vez, y para no perder la costumbre, traigo a ustedes a un poeta descuidado que vemos diariamente en los billetes de cien pesos. Nezahuacóyotl (1402-1472), monarca y escritor abandonado durante siglos por parte de la hegemonía española. Basta con ver nuestra moneda para leer algo de su poesía, pese a la controversia dada por Patrick Johansson, académico de la UNAM que dice que el poema de nuestros billetes no es originario de Nezahuacóyotl. Pero fuera de este espacio, en libros de texto gratuitos o el mismo Internet.
En sus cantos, tenemos una gran variedad de temas similares a los que se encuentran en muchos textos medievales, un ejemplo son El libro del buen amor y Carmina Burana, donde se dice —en forma muy personal— lo que se debe hacer según ciertas normas morales. La relación entre España y Nezahuacóyotl, no es —obviamente— directa. Se tienen muchos días de húmedo camino entre las dos culturas.
Lo que sí quisiera mostrar en esta columna es similar a lo que se ha estudiado de las otras culturas: el poder didáctico. Nezahualcóyotl nos invita de la manera más atenta a pensar en lo corta de nuestra vida, pues nada de esto nos llevamos al más allá. Comparado con lo ocurrido en Europa vemos todo lo contrario, “dedícate a que esta vida trabajes duro para que te lleves grandes beneficios con Dios”, dirían los textos españoles antiguos; pero Nezahualcóyotl nos pone la mirada en otros matices; hay que percatarse de la flor, de la  nube, de los granos de cacao y todo lo terrenal. Todo lo terreno por sí mismo es hermoso.
A la par, marca un comportamiento de vida honroso para nuestros conocidos, ¿de qué otro modo puedes tener paz en un pueblo si no es que todos tus miembros tengan paz interior?, algo así debió pensar nuestro rey poeta, quien como el monarca de Texcoco, lo importante para él era mantener la paz en su pueblo. De hecho tras varios conflictos en los cuales tuvo que despedirse de su poder monárquico, se dedicó a las ciencias, las artes y la literatura, pero siempre mostrando su amor por la naturaleza, hecho que no sólo se notó en sus textos, sino en la arquitectura del gran Texcoco.
Se puede palpar el hecho que todo monarca requiere cierta sensibilidad para mejorar a su reinado. Bien dice Maquiavelo en su obra máxima, El Príncipe, que un dirigente debe tener a su pueblo en orden, qué mejor forma que creando literatura didáctica igual que se ha hecho en toda la historia. Si se crean historias de gusto popular podrás dar un mensaje, si ese mensaje va dedicado a tomar cierta forma de vida y cultura, el mensaje quedará grabado, como todo mensaje subliminal de hoy en día.
Nezahualcóyotl, tal vez fue un buen monarca y un poeta digno de admiración en toda la cultura prehispánica, sin duda sus versos deberían contener una doble enseñanza, a las artes y a seguir las órdenes de su gobernante con sus frases de: “En buen tiempo vinimos a vivir”. como la estación primaveral descrita por Nezahualcóyotl a lo largo de su obra.

Este rey quiso suficientemente a su pueblo como para conseguir la paz y regalarles los versos que, por desgracia, en lengua actual no se leen igual, pues ya no degustas el cacao, ni miras las flores moverse al viento como antaño. Lástima que como una pintura nos iremos borrando y no sepamos a dónde iremos. Quién sabe, mis chichimecas lectores… tal vez Yoyontzin lo sepa.


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